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Vamos a hablar del tema de moda: la última canción de Shakira.
Parto advirtiendo que el abordaje no se hará desde lo musical, primero porque de música solo sé cuál es la que me gusta y segundo porque considero más interesante hablar de su letra y de las reacciones que ha causado.
Sale la canción y las hordas destructoras se empecinan en analizar cada frase, cada sílaba, bajo la lupa de la falsa moralidad y el excesivo decoro que nos caracterizan por estos días.
Que Shakira se cosifica, dicen unos, cuando se compara con un reloj o un carro; que mucha falta de sororidad hablar mal de una mujer; que tremendo machismo convertir esto en una rivalidad entre dos mujeres por un hombre; que se aprovecha de su fama para acabar con el buen nombre de otros; que es una mala madre que no piensa en la salud mental y la estabilidad emocional de sus hijos; que esa no es nuestra Shakira; que esa letra no parece de ella.
¡Se llama rabia, señores y señoras! ¡Rabia! Y es una emoción tan humana como hermosa.
“Abraza tus emociones”, dice en muchos libros infantiles actuales. Estamos intentando criar una generación que no oculte, sino que identifique, comprenda y gestione sus emociones, mientras seguimos pretendiendo ocultar las nuestras en fachadas de positividad tóxica, plenitud y bienestar.
Abracen sus emociones, eso sí, mientras no sea una mujer la que las abrace. ¡Hipócritas! ¿Quién no ha sentido rabia?, ¿quién no ha querido decirle al otro u otra lo dolido que está tras un despecho?, ¿quién no ha cantado a todo pulmón una canción de desamor?
Pero Shakira abraza su emoción y la destrozan por “odiar” una mujer. La falsa idea de que las mujeres nos tenemos que amar entre todas por el simple hecho de ser mujeres es falsa. También nos podemos odiar, nos caemos mal, eso sí, no nos odiamos por ser mujeres, nos odiamos por otras cosas, porque simplemente hay circunstancias que, aunque seamos mujeres, nos ponen en lados opuestos.
Les quiero ver criticando a cualquier reguetonero de moda o cantante de pop masculino por sus letras de despecho, diciendo que tan mal hombre que habla mal del que se le quedó con la novia. ¿Acaso dijeron lo mismo de Maluma cuando claramente se refirió en una de sus canciones a Neymar?
Muy bien por Shakira y por nuestro legítimo derecho a sentir, a tener emociones, a expresarlas, a tramitarlas, a ser humanas, a no pretender agradar, a alzar la voz y decir que estamos dolidas, que nos hicieron daño.
Y que las emociones sigan estando presentes en las canciones, en las pinturas, en la literatura, en el cine. ¿Qué sería del arte sin emociones?
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/manuela-restrepo/