Quitar la política a los políticos

Quitar la política a los políticos

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En la medida en que va avanzando la vida vamos adquiriendo conocimientos muy específicos sobre ciertas áreas que nos gustan y nos interesan. Sea por estudio o por trabajo terminamos entendiendo una cantidad de cosas que se van volviendo normales para nosotros y corremos el riesgo de caer en la falsa idea de que todo el mundo conoce aspectos elementales de nuestras áreas de interés. Hace mucho noto, y no es ningún descubrimiento,  que la política es algo muy lejano para la inmensa mayoría de las personas. Muchos conocen algunos de sus derechos más elementales y cuentan con que pueden ir a votar cada cierto tiempo, pero hasta ahí.

Es posible identificar distintos grupos de ciudadanos con diversos niveles de aproximación a la política. Es claro que hay una gran cantidad de personas que no se interesan en lo más mínimo por lo público, no votan, no ven noticias, no leen columnas. No dimensionan cuánto afectan su vida las decisiones que otros toman por ellos. No les interesa entender las ideologías o las consecuencias de aplicar políticas con una visión u otra. Frente a este grupo creo que solo la educación puede ir reduciendo el desinterés para que cada vez más personas ejerzan con plenitud esa parte de su ciudadanía.

Pero también hay personas que suelen estar más informadas de los asuntos del país. Cuando se acercan las elecciones ponen un poco más de atención a las noticias políticas y en la campaña deciden su voto. Por lo general, la mayoría tiene claro su voto para  alcalde y presidente, algunas veces también gobernador, pero rara vez para congreso, asamblea o concejo municipal.  Estas personas suelen asumir que la única forma de participar en política es como candidato, asistiendo a larguísimas y aburridas reuniones, poniendo plata o recibiéndola a cambio del voto.

Necesitamos descomplicar la política. Que un ciudadano fácilmente reconozca los asuntos de alcance local, de su ciudad, que por esa cercanía lo impactan directamente. Que pueda encontrar voceros de sus causas y los contacte fácilmente, que después de votar pueda mantenerse enterado de lo que hace su elegido y por esa vía entienda las discusiones más importantes de su ciudad. Esa misma lógica aplica para los asuntos nacionales en los que es más fácil estar enterado por la cobertura de los medios de comunicación pero parece ser mucho más difícil el contacto directo con alguna persona o grupo que represente sus intereses.

Parto de la idea de que no todo el mundo sabe cómo participar en política así como no todo el mundo sabe cómo invertir en la bolsa de valores, hacer un contrato o poner una inyección. Lo que me pregunto es cómo acercar la política a las personas de forma que pueda ejercer más activa y responsablemente su ciudadanía sin someterse a las cosas que no le interesan. ¿Cómo lograr que el ejercicio de la política no sea una carga insoportable? ¿Cómo facilitar, simplificar, el vínculo entre ciudadano y político? ¿Cómo acercar las discusiones y las causas a más personas sin que requiera un gran compromiso de tiempo o esfuerzo?

En esas respuestas puede estar una de las claves para enfrentar la corrupción. Una ciudadanía activa y vigilante es un freno al poder. Son los políticos profesionales, los negociantes de la política, los que saquean los presupuestos públicos aprovechando que poca gente los mira porque a pocos le interesan estos temas o porque no saben cómo hacerse oír.

En eso debemos trabajar.

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