Quintero, te metiste hasta con los niños

Quintero, te metiste hasta con los niños

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Hombre, voy a ser sincero: me molesta que tratés a los empresarios de mafiosos en unas generalizaciones abstractas que meten en el mismo costal de los que lo han sido a todos, que son la inmensa mayoría, los que han levantado empresas de manera honesta y que se oponen a vos porque saben que tu ambición de poder está pisoteando lo construido en la ciudad.

Me molesta que vos, tu esposa y tu hermano Miguel -y otros que no nombro porque el listado es muy grande- crean que la Alcaldía es un feudo con el que se pueden poner los intereses privados por encima de lo público; que lo que es de todos les pertenece sólo a ustedes.

Me molesta que te sentés todo el día en una oficina a tuitear sabiendo que Medellín, esa ciudad que parecés odiar, tiene retos sociales y económicos gigantes que deberían estar siendo enfrentados con inteligencia y transparencia desde la Alcaldía.

Me molestan muchas cosas de vos como persona y de tu figura de alcalde, y por eso, desde 2019, dije que eras el peor escenario para la ciudad, y me dio mucha tristeza que gente inteligente, que conozco y admiro, se dejara engañar por los cantos de sirena que salían desde tu campaña.

Me molesta todo eso, pero hay una cosa que no se te puede perdonar nunca: te metiste con los niños, Quintero, y los niños no se tocan.

Te acordás que por allá en octubre de 2019, cuando ya eras alcalde electo, estabas en una entrevista con Yamid Amat y te pusiste a llorar cuando te preguntó por algo que recordaras que te había dado duro en los años de pobreza que sufriste cuando eras joven y le respondiste que el hambre, y dijiste, con lágrimas en tus ojos, que te dolía la desnutrición crónica de los niños. ¿Lo que sentiste fue sincero o fue una puesta en escena? Hoy parece que fue lo segundo. 

Tus acuerdos politiqueros llevaron a que Buen Comienzo, tal vez uno de los programas más importantes de Medellín, no garantizara una gestión acorde a las necesidades de los niños y las madres de la ciudad, porque la gente no te importa, no digás más mentiras; lo que te importan son las sociedades políticas y burocráticas que te den la posibilidad de aspirar a cargos más altos (la ciudadanía consciente nos libre de semejante peligro), pero no las personas y, parece, mucho menos los niños. Llorás frente a las cámaras mientras reís detrás de ellas. Sos, simplemente, un hipócrita, y por eso vas a ser recordado como el líder de una organización que le quitó, literalmente, comida a los platos de los niños más vulnerables.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/daniel-yepes-naranjo/

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