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Escribo esto apunto de cumplir mi primer año viviendo en China y después de regresar de un viaje donde visité algunos de sus lugares más característicos; vi con mis ojos a los pandas en Chengdu; caminé entre las multitudes de Chongqing, la ciudad más poblada del mundo; y me asomé desde la cima de las majestuosas “montañas de Avatar” en Zhangjiajie.
Las emociones y experiencias vividas durante este año me desbordan de manera que no alcanzo a describirlas con suficiencia. No hay suficientes páginas para escribir todo lo que quiero contarles a amigos, familia, e incluso desconocidos, sobre este país, su gente y su historia.
Pero bien puedo empezar por esto: qué gran mentira nos han contado sobre China! En Colombia se sabe poco o nada sobre este país y puede afirmarse que mucho de lo que se sabe, viene del relato hegemónico implantado por Estados Unidos en el mundo occidental: que lo chino es de mala calidad; que su gente es aprovechada o usurera; que aquí no hay libertad y muchas cosas más.
En Colombia tragamos entero este discurso. Para hacernos una idea, hoy Colombia exporta menos a China que Ecuador y Perú, países con economías muchísimo más pequeñas que la nuestra; de hecho, mientras que en los últimos 20 años China se ha convertido en el principal socio comercial de la mayoría de países sudamericanos, Colombia continúa realizando la mayor proporción de su comercio con Estados Unidos.
Otro ejemplo fue el rifirrafe entre Vicky Dávila y el embajador chino en Colombia Zhu Jingyang. Dávila lleva ya un buen tiempo comportándose como candidata presidencial y su beligerante respuesta a comentarios del embajador sobre Estados Unidos demuestra lo que es y ha sido China para la élite política colombiana: un comodín discursivo para mostrar cercanía a las posiciones dominantes de la derecha en occidente.
Viviendo acá he aprendido que es imposible juzgar la vida de los chinos desde los lentes de los paradigmas occidentales. Acá no hay prensa ni internet libres y sin embargo, mucha gente parece vivir sin preocuparse por ello; no hay elecciones y agradecen que un liderazgo selecto tome decisiones por todos; y aunque se insistan en hablar de comunismo, los mercados chinos son más libres y eficientes que los de muchas democracias liberales. En los ojos de occidente China tiene muchos problemas, pero en los ojos chinos el país funciona muy bien; ambas visiones tienen razón en diferentes medidas.
Hoy Colombia tiene mucho por ganar de una mejor relación con China y he descubierto que este país tiene mucho para darnos también a nivel individual. La riqueza natural y cultural, las oportunidades comerciales, el infinito potencial turístico -de que nos visiten-, son tal vez lo principal pero no lo único. Hoy merecemos más China, o al menos, más en nuestros términos y menos de la boca de otros.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/pablo-estrada/