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Que fuera solo reciclar

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Para una gran cantidad de personas con las que he hablado, al preguntarles sobre qué tanto piensan que están cuidando la naturaleza, suele surgir una respuesta similar: “yo aporto mi granito de arena, porque separo las basuras en casa” o “yo sí reciclo”. U otros se van por el lado de los productos “eco” y se vanaglorian de tener cepillos de bambú. Lo sé, porque yo he estado ahí.

¿En qué momento la relación con la naturaleza se limitó a separar las basuras que generamos? ¿O a tener productos que digan “eco”?

No creo tener la respuesta a eso. Pero quiero traer esa preocupación. Que además es peor, porque ni siquiera eso lo hacemos bien. La gestión de residuos a nivel general en este país es pasada de inútil y anticuada.

Claro, la conciencia en la separación de residuos que producimos es fundamental. Es uno de los mayores problemas que enfrentamos y mientras más personas lo hagan bien, mucho mejor. Y el hecho de comprar otro tipo de productos también hace parte. Yo mismo soy defensor de que una de las mejores acciones que podemos tomar para aportar a evitar la crisis ambiental, es modificando los hábitos de consumo.

No quiero demeritar el esfuerzo que hacen muchas personas para reducir su impacto en el deterioro de la naturaleza. Esas intenciones son muy poderosas y tienen un significado que hay que rescatar. Es la semilla que va a permitir ir más allá.

Solo quiero hacer la salvedad de que muchas veces esas acciones son insuficientes, erróneas y aisladas. Y creo que es porque hacen parte del mismo modelo que generó los problemas que vivimos. Un modelo en el que nosotros no somos parte de la naturaleza y en el que la comodidad individual es el primer criterio para todo. Eso refleja esa desconexión con el mundo natural y nuestro papel en él.

El cambio debe venir de una transformación interna e individual. En la que cada uno sea capaz de mirarse a sí mismo como un individuo valioso e importante. Pero que también hace parte de una sociedad y de un planeta del que depende completamente para vivir. Cuando el cambio viene de dentro, lo externo se alinea mucho más fácil.

Por eso es importante cuestionar la raíz de las acciones y decisiones que tomamos a diario, pues muchas de ellas son hábitos y paradigmas que hemos tenido toda la vida y que no necesariamente corresponden a lo que queremos conseguir o lograr.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/

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