¿Qué es lo correcto?

¿Qué es lo correcto?

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Por: Mauricio Jaramillo Uparela

Desde un punto de vista primitivo e instintivo, definir “¿Qué es lo correcto?” puede ser una de las cosas más simples que puede haber. “Lo correcto” puede ser definido simplemente como “conducta que va en busca de la supervivencia de la especie”, siendo esta una definición plenamente instintiva, sin tener en cuenta la ética y la moral que rigen de cierto modo el comportamiento humano. Sin embargo, en nuestra especie, es difícil desligar algo tan intrínseco como la moral para definir un término tan abstracto como “lo correcto”.

Para responder esta pregunta primero quiero expresar el pensamiento de un gran filósofo de nombre Aristóteles. Su reconocida frase “el hombre es un ser social por naturaleza” seguido por “la sociedad es por naturaleza anterior al individuo” me lleva a considerar la moral como algo que existe sí y solo si hay sociedad. Puesto que, si no podemos hablar de un grupo de personas que coexisten entre ellas, no podemos hablar tampoco de un comportamiento correcto para que estas puedan subsistir, por lo que no podríamos hablar de la ética definida según la RAE como “conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida”.

Si tomamos en cuenta este factor social y ético anteriormente mencionado, podemos darnos cuenta de que definir o responder “¿Qué es lo correcto?” tendrá varias respuestas dependiendo de la sociedad en la que se esté evaluando el término. Para los musulmanes una mujer no puede mostrar el cabello en público, mientras que para otras religiones esto no representa un problema. Para la tribu Sambia, la pedofilia practicada a los varones de 7 años es algo que hace parte de su cultura, mientras es un acto claramente reprochable para la gran mayoría de la humanidad.

Entonces, ¿Cómo definir una regla general que aplique para todos los casos y que deberían seguir todas las personas? Es una pregunta muy difícil de responder.

Si ponemos en perspectiva las cualidades y características de todo ser humano sin excepción, podremos encontrar que todos los hombres y mujeres de nuestro planeta convergen en una sola característica que nos hace únicos y especiales como especie, la capacidad de razonar.

Por esto, solo se me ocurre responder la pregunta anteriormente planteada desde la racionalidad y su más importante herramienta, la ciencia. Dos conceptos que de la mano han llevado al ser humano a crecer y diferenciarse de las otras especies. El hecho de permitirnos razonar sobre nuestros pensamientos y sobre nuestras acciones marca la diferencia sobre lo correcto para un ser humano y lo correcto para cualquier otra especie. Además, también es importante mirar el concepto desde una perspectiva donde se evalúe la sociedad como tal, y no solo el individuo, puesto que definir el comportamiento correcto de cada individuo puede ser muy complejo por los diferentes factores que afectan el criterio personal de cada quién.

De esta forma, planteo que lo moralmente aceptado o lo correcto debe ser aquello que, soportado por la razón y la ciencia, beneficia a la mayor parte de la comunidad relacionada con dicha acción, y debe ser aquello que vaya de la mano con el crecimiento de la especie humana junto con la supervivencia de la misma, dejando a un lado lo moralmente aceptado que como mencioné anteriormente se puede prestar para muchas perspectivas diferentes debido a la gran cantidad de culturas que existen.

Siendo así, una regla general que aplique para todos podría ser: “Una acción será correcta siempre y cuando se pueda demostrar de forma científica que beneficia a la mitad más uno de la población subyacente”. Limitando así el conflicto que puede haber entre diferentes sociedades.

Cabe aclarar que existe una diferencia notable desde mi planteamiento entre el término “correcto” y el término “adecuado”. Una acción correcta puede no ser la más adecuada, pero una acción adecuada siempre debe estar entre lo que es correcto. La principal diferencia que me gustaría plantear entre estos dos términos es la ponderación que cada una le da a la moral y la ética, siendo esta a la vez una diferencia desde el consecuencialismo que representa una acción plenamente correcta y la deontología siendo característica de una acción adecuada.

De hecho, considero que esta es una de las grandes diferencias que conllevan a una confrontación constante entre los dos postulados anteriormente mencionados, el consecuencialismo y la deontología. Una acción regida por un comportamiento deontológico dará en mayor medida una ponderación a lo adecuado de dicha acción, es decir, aquello moralmente bueno. Mientras que el consecuencialismo dicta una importancia absoluta hacia el resultado, un resultado que siempre será correcto, pero no siempre será adecuado, un resultado que da importancia sólo al resultado de la acción una vez completado el objetivo.

Considero que este planteamiento es el que mejor se acerca a la verdad puesto que como especie pensante debemos buscar primordialmente el beneficio y la supervivencia. Por esto, debemos analizar y resolver de la mano de la ciencia qué es lo que beneficia a la mayoría de los seres humanos que rodean el hecho en cuestión y así dejar de pensar como pequeñas culturas y sociedades que se hacen daño entre sí y se discriminan, y empezar a pensar como una sola raza, la raza humana.

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