En medio de la atención noticiosa que atraen los ataques guerrilleros en el Cauca, filtraciones que dejan mal parado a Benedetti o cuestionamientos a las elecciones ecuatorianas usando noticias falsas por parte de Petro, es fácil que esta noticia pase desapercibida, pero no es un tema menor, especialmente para nosotros los paisas: el nuevo puerto de Urabá está en peligro.
El director de Corpourabá, la entidad ambiental que debe dar las licencias para la construcción de las torres de energía que alimentarán el puerto, denunció que está recibiendo presiones del ex senador Julián Bedoya, gran aliado de Petro, para detener esa licencia y así retrasar el proyecto.
No sería la primera piedra en el camino que le pone el gobierno nacional a este sueño, pues ya se ranchó en desfinanciar el Túnel del Toyo, la vía nacional que conectará a este puerto con el occidente del país. Eso sí, cómo olvidar que la justificación fue que destinarían mejor esos recursos a construir acueductos en Urabá, y hasta el sol de hoy, nada de nada.
Gonzalo Mejía no estaba loco cuando hace 100 años se obsesionó por unir a Medellín con el mar, esa conexión con el comercio mundial es un hecho que detonará el crecimiento económico de Antioquia, y por fin, un siglo después de soñarlo, estamos a punto de lograrlo con una vía moderna y un puerto de dimensiones competitivas.
Ojalá la dureza del gobierno para torpedear proyectos de desarrollo como este puerto o el Metro de Bogotá, se viera a la hora de enfrentar a criminales, pero no, para ellos solo hay “ternura y comprensión”. Petro sigue desafiando a Antioquia, ignorando que nuestra historia está llena de retos superados muchísimo más complicados, debemos unirnos todos en el propósito de sacar adelante nuestros planes de progreso, y que fracasen los suyos de atraso.
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