Hace unos días Medellín recibió a Agustín Laje, un hombre con una obra destacada más por la insipidez que por la brillantez y por la palabrería barata sobre una “nueva derecha”, un concepto que sigue entrañando las mismas viejas ideas del siglo XX, dichas en un tono rimbonbante como para se crea que representa una revelación para el mundo.
Las caras de Bolsonaro, Meloni, Bukele, Milei, Trump, y otros próceres de esta revolución cultural de la derecha aparecieron en pantalla, entre aplausos elogiaban a Agustín, por su discurso y sus renovadas ideas en contra de las mujeres, los homosexuales, los trans, los migrantes, el estado, el comunismo, el feminismo, los pobres, los indígenas, los campesinos, los animales, los niños. Luego llegaron al escenario las caras de los concejales, entre sonrisas premiaron semejante personaje y toda su magnanimidad en la revolución contracultural contra la izquierda que destruyó a Colombia (en tres años), porque “no sabemos” qué pasó durante los doscientos años anteriores a eso ni a quién señalar en la lógica del poder.
Condecoraron en nombre del Distrito a una persona que abiertamente trabaja por una agenda antiderechos y afirma cosas como que las parejas del mismo sexo tenemos una enfermedad, un desvío. No sé ustedes, pero la molestia y el asco que siento es desbordante, porque los recursos con los que se paga el Concejo de Medellín para que resuelvan los problemas de la ciudad y actúen con dignidad en el cargo, son pagados con nuestros impuestos y estos señores solo se han dedicado a montar una parafernalia vergonzosa, burda, que refleja solo la crisis de servicio público que afrontamos hoy en la ciudad y en uno de los momentos más coyunturales a nivel social.
Señores concejales, ninguno de ustedes hace parte de ninguna revolución, integran un circo peligroso que en distorsión de la libertad sigue defendiendo la estructura desigual y las mismas élites de siempre. No hay ninguna contracultura que nazca de ustedes y si lo creen así para reafirmar su propia estupidez, solo tengo por decir que está desprovista de cualquier criterio estético. Eso de andar endiosando incels es hasta poco estratégico.
Como si no fuera lo suficientemente indignante todo hasta aquí, sale una foto del alcalde Federico Gutiérrez, en una recepción y en una conversación casi que íntima, como en la sala de la casa, con los concejales condecoradores revolucionarios y este señor Laje, no fue sorpresa para nadie, solo una forma de reafirmarnos de qué lado están.
Medellín tiene unos concejales vergonzosos, y lastimosamente nos los merecemos, porque allá no llegan solos.
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