Picacho con Futuro, Ong’s sin futuro

Picacho con Futuro, Ong’s sin futuro

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El pasado lunes, la Organización para el Desarrollo Picacho Con Futuro, comunicó en sus redes sociales que la Alcaldía de Medellín había decidido no renovar el contrato de comodato, por lo tanto, la organización debía entregar la sede en los próximos Días.

Picacho con Futuro es una organización que se creó hace más de 30 años en la Zona Noroccidental. Ella, al igual que otras organizaciones de la ciudad, fueron la forma que encontraron las comunidades para hacerle frente al hambre, a la falta de educación, de espacios culturales y el conflicto que azotó nuestros barrios populares.

Dichos procesos comunitarios es lo único que muchos jóvenes hemos tenido para formarnos políticamente, para aprender a trabajar con otros y construir democracia, pues en nuestro barrios nada llegaba a domicilio, ni la participación. A estas organizaciones les debemos los sancochos comunitarios, los bingos, las empanadas y los bazares, también los proyectos de clubes juveniles, las escuelas de formación, los conciertos en los barrios y el arte popular.

Las primeras obras de teatro las vimos en estas sedes, la primeras veces que pintamos un graffiti fue con ellas, los lugares dónde aprendimos a llorar nuestros muertos colectivamente y ritualizar, fue en sus espacios.

También en ellas aprendimos a exigirle al Estado, a asumir espacios de participación, a aguantarse las violencias que se viven en los debates de presupuesto participativo para que llegara el proyecto de juventud o de género a la comuna. Aprendimos a ganarlos y mirar como hacer rendir esa plata, incluso pagando miserias a les profesionales y asumiendo ejecuciones de proyectos por 3 meses, con el fin de no perder los procesos y el NIT.

No obstante, estos aprendizajes tiene otro contexto, Medellín, empezando la década de los 2.000 comenzó a vivir la corporativización de los procesos comunitarios, en los barrios les creímos a los primeros alcaldes que se quitaron la corbata y se soltaron el cabello, les creímos que trabajarían con las organizaciones, que apoyarían desde el Estado el sostenimiento de estas, pues ellas sostenían el tejido social.

Confiamos en hacer política juntos, en construir un modelo de ciudad dónde todos seríamos protagonistas. Le abrimos la puerta a la Cooperación Irternacional, llenándonos de reglas sin contexto. Le creímos a los empresarios y su discurso de responsabilidad social, les abrimos las puertas de nuestras casas para que conocieran nuestras realidades y se «sensibilizaran»; nos prestamos para hacer diagnósticos y charlas de las academias, para luego convertirnos en artículos que engrosan egos, pero no subían la loma.

Luego, nos llegó el discurso de la innovación y el emprendimiento y acá nos tienen armando pitch de dos minutos, tranochandónos por convocatorias y construyendo indicadores innecesarios de cumplir, además, participando de reuniones y mesas que tienen cero incidencia en la agenda pública.

Sin embargo, las organizaciones no somos víctimas ni ingenuas a este proceso histórico, lo menos que desea este escrito es quitarnos responsabilidad. Porque a las organizaciones nos faltó formación política, también nos faltó ser gobierno, nos pudo los egos, las miradas patriarcales y adultocéntricas no escucharon otras visiones, no fuimos capaces de parar, evaluar y tomar otros rumbos, a veces, nisiquiera fuimos capaces de cambiar nuestras metodologías aunque nuestras comunidades cambiaron.

Por eso, duele e indigna lo que sucede con Picacho con Futuro, porque por primera vez llegó un joven a liderar, porque montaron un restaurante y café para el sostenimiento de los demás procesos, porque se mantenían las madres comunitarias a la par de los colectivos de comunicaciones, y cuándo todo esto pasa, la Alcaldía desconocedora de todo, toma la decisión de dar solo días para recoger 30 años de historia.

Y yo me pregunto, ¿qué será de una ciudad sin procesos comunitarios que sostienen el cuidado colectivo?, ¿qué será de las infancias que crecen viendo todo privatizado?, ¿qué será de una administración municipal que no conversa con su base social?, ¿cuál será la forma de construir comunidad hoy?, ¿en quién podemos confiar?

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