Es verdad que Petro toma decisiones que perjudican a todo el país, y ha atacado a otras regiones como Barranquilla con los Juegos Panamericanos o Bogotá siendo el palo en la rueda de su metro, pero eso sí, la manera como se ensaña con Antioquia es única y no es una mera percepción o un titular llamativo, aquí van los hechos.

Pese a que hay un compromiso firmado por la Nación, amparado en la ley de metros, el gobierno de Petro no ha girado aún los casi 500.000 millones de pesos que le corresponden para el Metro de la 80. Ya me imagino pronto una excusa de él tipo que es que debió haber sido subterráneo, o que esa obra solo va a beneficiar a los millonarios de algún sector.

Por otro lado, la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín reanudaron obras en el tramo que la Nación abandonó del Túnel del Toyo, clave para la competitividad de Colombia pues será la conexión más rápida del occidente del país con el mar Caribe. Cómo olvidar que Petro dijo que esta obra solo beneficiaba a los ricos de Llanogrande y El Poblado, pese a que una revisión de 30 segundos en Google Maps lo deja mal parado. Incluso dijo que iba a destinar ese dinero para hacer acueductos en Urabá, y hasta ahora nada de eso.

También nos dejó con la brocha colgada con el Tren del Río, la primera etapa del Ferrocarril de Antioquia. Pese a que Petro dice que es un amante de los trenes, y disfruta adjudicándose el crédito de las obras que en ese sector inició Iván Duque, su compromiso con financiar este modo de trasporte se esfumó y tiene el proyecto en veremos.

Para colmo, así no haya que poner un peso público, negó sin mayores explicaciones la licencia que buscaba que un privado, a través de una concesión, hiciese la Ruta del Agua, que no es más que terminar el tramo de doble calzada que falta para unir a Medellín y Bogotá. Una obra crucial para el centro de Colombia negada porque incluía dos palabras: Antioquia y privado.

Y de ñapa, a través de una resolución piensa determinar qué se produce y qué no en el suroeste antioqueño. Un claro irrespeto a la propiedad privada y a la libertad económica, ignorando que quien sabe lo mejor que puede hacer con su predio es el dueño y no un burócrata a kilómetros desde un escritorio, que es básicamente la razón por la que el capitalismo supera una y otra vez los planificados modelos socialistas.

Afortunadamente, y aunque es clara la saña de este gobierno contra Antioquia, también sobresale la unión de los gobernantes locales para suplir los desplantes de la Nación, y el empuje de la ciudadanía para respaldarlos. Los paisas siempre avante.

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