Según la RAE, legítimo significa “conforme a las leyes, lícito”. Por eso, apegados a la raíz misma del concepto, podemos cuestionar si Gustavo Petro cuenta con legitimidad. Y ni siquiera estoy hablando de su popularidad cada vez más escasa, sino de los escándalos cada vez más inocultables que indicarían que su campaña fue financiada ilegalmente.

Nicolás Petro tiene el agua al cuello, en un proceso que, en vez de detenerse, se magnifica y aparecen siempre nuevos cargos en su contra, nuevas y contundentes evidencias y testimonios ineludibles. Y esto le quita legitimidad al presidente no simplemente por el lazo familiar entre ellos, es que Nicolás era el coordinador de la campaña de su papá en el Caribe, y saltan las alertas sobre la forma en que entraba dinero a su partido.

Tampoco aclara mucho la situación lo que se ha venido denunciando de la donación no registrada de 500 millones por parte de Fecode. Es más, el gobierno a cierta manera de confesión, ha preferido usar la carta de compararse con las campañas de quienes precedieron a Petro, indicando que también se financiaban así. Pésima excusa, más aún después de haber enarbolado las banderas del cambio.

Y aunque estos dos temas ya son suficiente enredo para el presidente, la mayor incógnita proviene de Armando Benedetti, personaje que se puede dar el lujo de hablar abiertamente en contra del gobierno mientras es parte del mismo. Definitivamente, una suntuosidad que solo se la puede dar alguien que conozca secretos muy poderosos. Esto no es una teoría conspirativa, de hecho el propio Benedetti ha sido poco sutil a la hora de amenazar al gobierno, recordándole que si él se hunde, se hunden todos.

¿O qué otra razón podría explicar su más recientemente nombramiento? Ahora será embajador de Colombia ante la FAO ¡Qué casualidad! Un cargo con un fuero que entorpece todas las investigaciones en su contra… Sin legitimidad y sin popularidad, el margen de maniobra de Petro se reduce días tras días. Sin embargo, hemos de ser prudentes, cualquier movimiento en falso lo convertiría en un mártir. Tristemente, lo mejor para el país es que pueda acabar su mandato sin ninguna excusa a la cual achacarle su ineptitud, y así, sepultar cualquier posibilidad de retorno al poder de esa izquierda sin escrúpulos. Estamos en el mejor escenario, el rey Petro está quedando desnudo.

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