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Siempre negamos ser clasistas o racistas. Algunas veces porque nos interesa el qué dirán; otras, porque consideramos, como debe ser, que el clasismo y el racismo deberían desaparecer por completo de nuestras sociedades y de nuestros discursos políticos, económicos y culturales.
Hoy quiero hacer un ejercicio sencillo: preguntas para ver qué tan clasistas y/o racistas somos. Uno los dos conceptos porque, por lo general, van de la mano, esto es: es difícil ser clasista sin ser racista, y viceversa. Bueno, a lo que vinimos, las preguntas:
Cuando alguien le cuenta que fue robado en la calle, ¿usted de inmediato se imagina que el ladrón era negro o que iba en moto?
Si va caminando y un hombre negro viene en sentido contrario, ¿se pasa de acera porque teme ser atracado?
¿Le pide rebaja al artesano pero paga miles en almacenes “de marca”?
¿Les dice “niñas” a las empleadas del servicio?
¿Contrata a la empleada doméstica con todas las prestaciones de ley o les paga cualquier cosa porque “peor es nada”?
¿Dice “la Colombia profunda” para referirse a zonas del país que son lejanas del lugar en el que usted vive?
Si es de Medellín, ¿dice “la gente de las comunas” y cree que usted no vive en una?
¿Sale a caminar por Medellín y se toma fotos con niños negros pero cuando está en otra ciudad del mundo no se le ocurre hacer lo mismo?
¿Le daría pena presentar como novio o novia a una persona que se llame Yurleidy o Jheyson Andrés?
¿Cree que Francia Márquez debería seguir viviendo como pobre?
¿Cree que hay deportes para blancos y deportes para negros?
Si es de Bogotá, ¿ve a las personas de las demás ciudades como “gente de provincia”?
¿Cree que los pobres son pobres porque quieren?
¿Cree que sólo la meritocracia es el camino al éxito?
¿Piensa que el portero de su edificio siempre está dispuesto a recibir lo que a usted le sobró en el almuerzo?
Estas son algunas, habrá muchas más en las que usted piense y que enriquecen -o empobrecen- el ejercicio. Le invito a que las plantee, las una a las aquí presentadas y las responda sinceramente.
Si responde de manera afirmativa aunque sea a una, preocúpese, porque es usted uno de los tantos que está ayudando a que nuestro país no progrese en la búsqueda de la libertad y la igualdad.
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