Paseo aleatorio

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“El economista que diga que es capaz de predecir el precio del dólar es un mentiroso”. Recuerdo la clase en la que José Vicente, uno de mis mejores profesores de economía, comenzó el curso de técnicas de medición económica con esta frase.

Siempre me ha resonado y causado curiosidad su argumento. Al principio, pensé que estaba equivocado; sin embargo, con el tiempo y al comprender la experiencia que sus años de estudio en economía le habían brindado, entendí que no existe una persona, por más brillante que sea, capaz de prever con exactitud el precio del dólar.

La complejidad del dólar radica en sus múltiples determinantes y en la extensa gama de factores externos que pueden influir en su valor. Esto hace que el dólar dé la impresión de ser predecible y comprensible, cuando en realidad no lo es.

Colombia vivió una sorpresa inesperada cuando el dólar comenzó a subir hace aproximadamente dos semanas. Como era de esperarse, quienes ya intentaban anticipar su comportamiento y proyectar su cierre para 2024 fallaron nuevamente en sus estimaciones. En una economía interrelacionada, el dólar es una de las variables más volátiles, afectada casi por cualquier cambio.

Para un ciudadano común, los indicadores económicos pueden parecer irrelevantes o difíciles de entender; sin embargo, al comprenderlos, uno descubre que afectan mucho más de lo que se imagina.

En economías pequeñas y abiertas como la de Colombia, donde existe una gran dependencia de las exportaciones para sostener el PIB y una alta inflexibilidad en la demanda de productos importados, un dólar alto se traduce en mayores costos.

Aunque la relación entre el aumento de precios y el incremento del dólar no es siempre directa ni clara, sí existe un impacto significativo. Los costos tienden a aumentar con un dólar más alto, aunque esto se compensa en parte si los ingresos en dólares (por exportaciones, remesas, turismo e inversión) son iguales o mayores que las salidas de divisas.

Otro efecto importante es el encarecimiento de la deuda externa del país. A medida que el valor del peso disminuye frente al dólar, se necesitan más recursos para cubrir los pagos, recursos que provienen generalmente de impuestos. Las tasas de interés también influyen, resultando en un costo mayor por el pago de intereses de la deuda.

La relación del dólar con las variables que influyen en la economía es tan estrecha que, aunque Estados Unidos sea su emisor y su rostro esté en sus billetes, no controla por completo su valor. Sin embargo, sí afecta significativamente su representación en el mercado global.

Podríamos decir que Estados Unidos no solo realiza políticas monetarias para su propio beneficio, sino también para el resto del mundo. Las elecciones, las expectativas económicas y las decisiones ante la inflación son factores clave en las fluctuaciones del dólar.

Aun así, sigue siendo imposible predecirlo con certeza. Quizá el precio de mañana en las primeras horas sea aproximado a las estimaciones, pero los cierres de año suelen ser sorprendentes y poco esperados.

La realidad es que, salvo en casos de predicciones a muy corto plazo, el precio del dólar puede cambiar de forma inesperada, dejándonos con una sensación de incertidumbre. Intentar predecir hacia dónde se dirigirá el dólar es como observar a un borracho caminar: siempre impredecible, como si estuviera en un paseo aleatorio.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/carolina-arrieta/

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