Escuchar artículo
|
“Que yo sea ultrajado y aniquilado, pero que en un instante, en un ser, tu enorme Biblioteca se justifique” Jorge Luis Borges
La Biblioteca de Babel es un concepto fantástico para poner a prueba nuestra incapacidad de comprender un concepto: el de los finitos infinitos. Borges, en su cuento, construye una estructura hexagonal donde en cada uno de los seis lados reposan cinco estanterías; en cada una, hay treinta y dos libros de cuatrocientas diez páginas de cuarenta renglones de ochenta letras. Se extiende en un para siempre que se acaba cuando se terminan las permutaciones posibles de veinticinco símbolos: las veintidós letras del alfabeto, el punto, la coma y el espacio. Dentro de ella, explica Borges, está una descripción precisa de nuestra muerte, nuestro nacimiento y nuestro momento más feliz. Como también está la cura al cáncer en todos los idiomas imaginables; y los diccionarios, historias y explicaciones de cada uno de estos idiomas. En una de sus tomas podremos encontrar una profecía verídica sobre el destino de los humanos. En una de sus líneas recónditas y escondidas, está –si tal cosa existe– nuestra razón de ser.
La indiferencia de los libros de la Biblioteca de Babel es sombría. Ellos reposan sobre sus maderas, indiferentes al significado de sus textos, recordándonos que el lenguaje escrito y sus símbolos no cargan significado de manera intrínseca. Necesitan un ente que se lo atribuya.
Borges escribió este cuento en 1941, antes de nuestro mundo digital y de que nacieran los centros de datos y los servidores de capacidades ilimitadas. Jonathan Basile, un estudiante de doctorado en la Universidad de Emory, decidió crear una representación digital de la Biblioteca que Borges imaginó unos setenta años atrás. Dentro de esta página de internet hay 104677 libros,1 todos de cuatrocientas diez páginas, cuarenta renglones y ochenta caracteres. Para dar algo de perspectiva (aunque en nuestra capacidad cognitiva nunca va a caber), se estima que hay 1082 átomos en el universo. La realización del sueño de Borges, o quizá la pesadilla, es una realidad irremediable que tiene, por lo menos para mí, un efecto permanente en la vida: ser consciente de que mis segundos podrían irse en el recorrido de los hexágonos digitales de la creación de Basile; buscar las profecías de mi vida, mi vocación, o frases que me apunten hacia un significado mayor, me cargan la consciencia con un existencialismo terrible.
Ese existencialismo, que tiene mucho que ver con la indiferencia de los renglones (in)finitos se volvió mucho peor cuando descubrí un nuevo proyecto que lanzaron colaboradores de Basile que compartían su obsesión con el cuento de Borges.2 Una nueva sección en su página “Image Archives” presenta una capacidad aún más escalofriante que los tomos escritos de la Biblioteca. Dentro de la nueva Biblioteca gráfica están todas las posibles combinaciones de 4096 colores dentro de un canvas de 416×640 pixeles.
En esta galería de imágenes se encuentra una foto de las muertes de cada uno de nosotros desde todos los ángulos. Se encuentra la imagen de tu nacimiento, de cómo te despertaste esta mañana y como te despertarás mañana. Del momento en donde la persona que amas se enamoró de ti. Contiene, indiferentemente, todos los momentos posibles desde todos los ángulos de la existencia. Y de todos estos instantes, contiene también la representación artística barroca, moderna, romántica y abstracta de ellos. Contiene todas las obras de artes hechas y por hacerse, con todas sus reproducciones satíricas y sus copias desde otros estilos. Contiene cada segundo de cada película que jamás se ha hecho y se hará.
Su existencia nos cuenta que todas las posibilidades visuales, por lo menos en esa escala, también tienen un límite. Que, a la proporción de 266.000 pixeles, todo lo que hay por vivir, también tiene un número que no llega al infinito. Si la Biblioteca de Babel escrita me daba un dolor de estómago por su despreocupación por nuestros idiomas, su hermano visual me aterroriza por su apatía contra nuestra realidad. Para ponerle un número, así sea por impresionar, ya que la posibilidad de dimensionar no existe, la Biblioteca contiene 10961755 imágenes únicas (un número que ocupa unas 9707 líneas de 96 caracteres; un libro de unas 400 páginas).
Pero encontrar una imagen que no sea una mezcolanza de pixeles sin sentido, como encontrar una página de la Biblioteca que contenga por lo menos una palabra conocida, es una travesía casi imposible. Algunos fanáticos obsesionados, parecidos a los moradores que describe Borges en su cuento, han decidido hacer transmisiones en vivo explorando los catálogos de ambas Bibliotecas para encontrar algún tipo de sentido o patrón en alguna de las imágenes. Pocos encuentran algo. Uno de ellos, en algún momento se exaltó por un pequeño parche de pixeles azules en una esquina.
Quizá eso es lo único redimible de que existan todos los momentos que viviremos y todas las palabras, pensamientos e historias que contaremos; que tomará mucho más encontrarlas en los pasillos infinitos de los servidores de La Biblioteca de Babel que traerlos a la existencia y vivirlos en nuestras vidas; que buscarlos nos distraerá precisamente de lo que queremos encontrar; y que vivir en búsqueda de lo que contiene la vida, se roba que la vivamos sin que nos demos cuenta. Quizá por eso nos toca, imitando a sus maderas y sus libros, ser indiferentes también.
1Hay varios asteriscos técnicos sobre el funcionamiento de la página. Aunque no contiene, de por sí, todos los libros y todas las páginas, dado suficiente tiempo, puede generarlos. Las consecuencias para nosotros, mortales sin mucho tiempo, no existen. Link: https://libraryofbabel.info/
2También existe una creación inspirada en este concepto que pretende lo mismo (a menor escala) en el mundo auditivo. Un científico diseñó un algoritmo para crear todas las melodías que pueden existir. Para ver más: https://www.youtube.com/watch?v=sJtm0MoOgiU&ab_channel=TEDxTalks