Escuchar artículo
|
Hoy es muy fácil ver de forma cercana a la gente famosa. Vivimos en un mundo de consumo digital tan expreso que podemos a través de la pantalla y la interacción, empatizar en todo sentido con nuestros ídolos.
La polémica de esta semana fue la canción “+57” de varios medellinenses pesos pesados de la escena mundial del reggaetón, que incluye una frase cuando menos desatinada a la luz del contexto actual de la ciudad.
Varios de los artistas respondieron rápidamente a las críticas desestimando su importancia, incluso de manera grosera y soberbia. Karol G, la única mujer participante en la canción y de quien se demandaba mayor sensibilidad por el tema, ofreció una disculpa necesaria, pero escueta.
La situación me llevó a preguntarme por qué es tan importante lo que hagan estos artistas dentro y fuera de la música; concluyo que la respuesta está en el impacto que tienen a nivel mundial y local, y el ejemplo que representan al presentarse como colombianos en el mundo, pero también, como líderes de su género y hasta del pop en general.
Es normal ver en la gente famosa líderes, guías o representantes, especialmente si somos sus fanáticos. Por ejemplo, solemos guardar la esperanza de que piensen como nosotros y nos ofendemos cuando sus valores no se alinean con los nuestros.
Esto se ha hecho más real en esta era de las redes sociales donde parece tan fácil conectar con nuestros ídolos. Y de ahí me surge la preocupación de que muchos líderes con amplia presencia en las redes sociales – al menos en Colombia, pero en general en el mundo –, no son buenos ejemplos.
Escribiendo esto, por más que intenté pensarlo, no pude imaginar de buenas a primeras quiénes, entre tantos famosos colombianos relevantes en este momento, son influencias positivas. Al contrario, encuentro muy fácil identificar personas que teniendo amplísima influencia, son machistas, tramposos, soberbios y obstinados, groseros, mentirosos y más cualidades negativas que de ninguna manera ofrecen un buen ejemplo. No hablo de artistas únicamente, sino también de influenciadores y hasta políticos.
Ellos son seres humanos; su fama no los hace menos falibles, pero, ciertamente, sí más responsables. También debo decir que, aunque la gente haga cosas que creamos malas, no siempre son malos todo el tiempo. Sin embargo hoy, midiendo por impacto y relevancia, tenemos muchos malos ejemplos.
Pienso y quiero preguntarle al lector, ¿no quedan buenos ejemplos? Si los hay, ¡yo quiero conocerlos!
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/pablo-estrada/