Miguel Silva Moyano fue hasta hace poco parte del equipo del exconcejal de Bogotá y uno de los líderes del Nuevo Liberalismo, Carlos Fernando Galán.
En los últimos años ha estado entre la academia y el sector público, tendiendo puentes de entendimiento entre dos ámbitos que deberían ir más de la mano.
Ahora se lanza a la Cámara por Bogotá. Recorre las calles todos los días para hablar con la gente sobre qué hay que cambiar en la política y para compartir sus ideas con la ciudadanía de la capital.
No se baja de encima un buso rojo, una pancarta y un Año Viejo y cree que se puede ser optimista sobre el presente y el futuro de la ciudad.
Ah, y es de los Silva de Fontibón.
No Apto: te hemos visto recientemente caminando las calles de Bogotá con un Año Viejo al hombro…
Miguel Silva Moyano: la idea surge porque la misión del Nuevo Liberalismo es proponer una nueva forma de hacer política. Estamos en un contexto en el que hay mucho descontento frente a ésta pero la propuesta del partido no es acabar con todo sino transformar. En ese sentido, se nos ocurrió la idea del Año Viejo, que es una tradición muy colombiana, para que la gente pusiera las cosas que quiere cambiar de la política y así propiciar el diálogo en la calle. No es imponiendo ideas ni dirigiendo la opinión de la gente hacia donde nosotros creemos como se hace política, sino hablando con la gente para llegar a acuerdos.
Hay de todo en la calle, desde reacciones muy agresivas hasta gente que nos recibe con mucho ánimo porque tienen mucha esperanza en el Nuevo Liberalismo. Vamos a seguir recorriendo las localidades para hablar con la gente durante todo el mes de diciembre.
NA: y también andás por las calles con una pancarta que dice “Hablemos de política”…
MSM: tengo un objetivo pedagógico que es incentivar la reflexión. Hay que mirar cómo cambiamos la manera de pensar las cosas desde la ciudadanía, porque de nada nos sirve un triunfo electoral si no propiciamos cambios en la sociedad, y esos cambios pasan por plantear reflexiones incómodas. En un momento en que hay tanto hartazgo, debemos pensar entonces cómo debe ser la política, cómo debería funcionar. Esa es la ruta que le quiero proponer a una sociedad que está tan metida en las emociones tristes, parafraseando un poco a Mauricio García. Quiero que la gente llegue a reflexiones a partir del diálogo.
En cada esquina invito a las personas a hablar de política. Algunos me miran mal, muchos me insultan, pero yo creo que esa es la catarsis que hay que hacer en este momento
NA: una de las instituciones más desprestigiada en Colombia es el Congreso de la República, ¿por qué seguís creyendo en esa institución?
MSM: yo creo en las instituciones democráticas y en la separación de poderes. Un buen Congreso no es el que se arrodilla ni el que es sumiso. Un buen Congreso es el que es crítico, el que hace control político y pone a rendir cuentas al ejecutivo. Yo creo que en esa institución hay gente buena, que ha hecho las cosas bien, pero hay otros que no van a sesionar, que no permiten cambios, que son a los que hay que sacar.
NA: de llegar al Congreso, ¿en qué te vas a concentrar?
MSM: quiero plantear discusiones alrededor de los organismos de control. ¿Vale la pena la Procuraduría? ¿O una Contraloría que se presta para hacer favores políticos? ¿Cómo deberíamos elegir a los personeros? Es necesario que no se siga dando una asociación entre política y control. Por otro lado, quiero insistir en que no haya receso legislativo, en reducir los salarios de los congresistas y en reformar algunas reglas de juego dentro del congreso para que el control sea más efectivo.
Por último, quiero promover desde el congreso temas de educación superior, ciencia y tecnología. Creo que es importante cumplir con la Misión de los Sabios de 2019.
NA: hace unos meses el Nuevo Liberalismo recibía de nuevo la personería jurídica, ¿vos creés que el partido está fortalecido para las elecciones de 2022?
MSM: por lo que he podido medir en la calle hablando con las personas, hay una gran expectativa con el Nuevo Liberalismo. Es un gran reto. Como decimos coloquialmente: la vara está muy alta.
El partido se quiere plantear como un partido moderno y tenemos que darle forma a la idea de la esperanza, que es la coalición que nos convoca.
NA: Desde lo emocional, ¿qué significaría que el Nuevo Liberalismo volviera al Congreso?
MSM: sería algo muy especial. Una de las razones por las que yo me interesé por la política fue por conocer la historia de Luis Carlos Galán y tantas otras personas que construyeron el partido. El Nuevo Liberalismo no era una sola persona, Galán construía colectivo, era alguien que consultaba sus ideas con los demás.
Hoy todavía gozamos de muchas de las ideas del partido de entonces. En parte, la Constitución del 91 fue iniciativa del Nuevo Liberalismo; la constituyente fue una de las exigencias de Galán para la reunificación liberal.
NA: ¿qué te dijo Carlos Fernando Galán cuando tomaste la decisión de lanzarte a la Cámara por Bogotá?
MSM: me dijo que él quería que le apostáramos a nuevos liderazgos desde el nuevo Liberalismo. Yo vengo de la academia y el reto que me planteó fue que rescatáramos lo bueno de ésta para llevarlo a la política. Me dijo que fuera muy auténtico y que defendiera de verdad las ideas en las que creo. Eso es lo que estoy haciendo en la campaña.
NA: hablemos del gobierno de Claudia López. Van dos años de alcaldía, ¿cómo evaluás la gestión hasta ahora?
MSM: yo creo, primero, que hay que superar la idea de suma cero en política, es decir, eso de que todo está mal o que todo está bien. Esos extremos son perjudiciales para la política.
Claudia nos quiere vender la idea de que su gobierno es una maravilla, lo que va en contra de los indicadores y la evidencia. Ahora, tampoco creo que su gobierno sea un desastre, me aparto un poco de esa interpretación.
Me preocupa la capacidad de endeudamiento que deja este gobierno. El concejo de Bogotá le aprobó un cupo histórico de 10,8 billones, recursos que Claudia no ha utilizado bien, dejando una ciudad endeudada por doce años. Creo que no ha tomado buenas decisiones en materia fiscal y de inversión.
El tema de seguridad es un capítulo aparte. Ese es un problema estructural que no resuelve un solo alcalde, entonces no soy amigo de culpar a Claudia por eso.
Lo que más me molesta del gobierno de Claudia López es el engaño permanente. He visto a la alcaldesa planteando unas cifras que no corresponden a la realidad, negando los éxitos de sus antecesores, desconociendo el legado de los anteriores.
NA: ¿cómo estás viendo las presidenciales? Ya hay tres bloques de coaliciones claramente definidos…
MSM: veo a Petro angustiado porque tan tantos meses de campaña, o años mejor, no crece. Pareciera que tocó techo.
Por otro lado, hacer política contra él o contra el de Uribe es desafortunado. Ahora nos tenemos que concentrar en las ideas y en las causas en las que uno cree y veo que eso está haciendo la coalición de centro; logramos unirnos y generar esperanza.
Veo que la coalición de la derecha es la continuidad del gobierno de Duque y eso es lo que más nos aleja de ellos.
Los bloques están decantados y hay que empezar a medir las magnitudes de cada uno de ellos, pero eso lo vamos a conocer el día de las consultas, antes, cualquier análisis es demasiado aventurado.
NA: uno de tus grandes inspiradores fue Luis Carlos Galán quien, en un momento muy duro para el país, fue capaz de traer esperanza. Hoy, Colombia es un país que puede sentirse desesperanzado, ¿qué mensaje le enviarías?
MSM: que hagamos un alto en el camino y reflexionemos los logros que hemos alcanzado como sociedad. En los últimos veinte años, hemos avanzado en la manera como nos relacionamos con la vida: las tasas de homicidios vienen cayendo, logramos poner un final relativo a la violencia en el campo, aunque persiste, pero llegar a un acuerdo con la Farc permitió bajarle a la intensidad del conflicto.
Creo que se ha avanzado mucho aunque sigamos teniendo algunas deudas. Por ejemplo, tenemos que atender la inequidad y la pobreza extrema. Esos son grandes retos a los que deberíamos apostarles durante los próximos veinte años.
NA: la última y nos vamos ¿Qué amás y qué odiás de Bogotá?
MSM: sin duda, lo que más amo es la diversidad, por eso me duele cuando aparecen brotes de xenofobia.
Lo que no me gusta de Bogotá es su pesimismo, creo que nos hace mucho daño. No se trata de que haya que tener un optimismo ciego, pero nos cuesta mucho reconocer lo que está bien.