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La nueva presidente de México se ha rehusado a invitar a su posesión al Rey de España, que es el jefe de Estado de ese país y quien lo representa internacionalmente. El argumento de Sheinbaum es que no lo recibirá hasta que España le pida perdón a México por la colonia, y esto deja en evidencia lo diminuto y cliché que es el pensamiento zurdo latinoamericano.
Primero, y como una muestra de lo infantil que es su manera de pensar, se rehúsan a que los latinoamericanos, que llevamos dos siglos tomando nuestras propias decisiones, asumamos responsabilidad por ellas. Pues ante cada fracaso, la mejor excusa es echarle la culpa a la madre patria por el “robo del oro”. Nos debería dar vergüenza usar esa carta, habiendo países que se han reconstruido de las cenizas como Japón o Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, o la misma España después de la Guerra Civil, todos episodios muchísimo más recientes que cualquier agravio colonial.
Segundo, y esto para el caso particular de México, todo parece indicar que la vida bajo el dominio azteca se alejaba de ser idílica, y no es de extrañar, pues se calcula que hacían 40.000 sacrificios anuales. No había forma de que Hernán Cortés derrotara a un imperio de guerreros con tan solo 400 hombres, esto fue posible porque cientos de miles de indígenas lo acompañaron a derrotar al imperio Mexica. Cómo sería de horrible ese imperio que los indígenas prefirieron confiar y seguir a alguien nunca antes visto, con una apariencia y animales extraños y de una tierra e idiomas desconocidos.
Así pues, el inicio de la historia de México no fue precisamente el de la irrupción de un malvado imperio que acabó con el Edén. Por no hablar de que, en la historia de la humanidad, todos los pueblos han sido sometidos en algún momento por otros, y que eso no es ni excusa ni explicación para mantenerse ahora en el subdesarrollo.
Por otro lado, y no está de más olvidar, durante las guerras de independencias los indígenas solían tomar el bando de los monárquicos, pues sentían que España les daba más garantías de protección y de conservar sus formas de vida que los criollos descendientes de españoles que lideraban el otro bando. Para no irnos muy lejos, basta ver la masacre que ordenó Bolívar contra los indígenas pastusos en la Navidad Negra.
Por supuesto que en los virreinatos hubo abuso, dominación de castas e imposición religiosa, que es básicamente la historia de la humanidad y en donde todos los pueblos han sido víctimas y victimarios. Quienes vinieron a América se quedaron aquí, dejaron descendencia y su cultura, y por ende es mucho más probable que seamos sus herederos quienes habitamos aquí, no los europeos. España dejó un legado sin el que no seríamos, y un lazo cultural entre Iberoamérica tan profundo que ha perdurado dos siglos después de la caída del imperio, y que es mucho más fuerte que la pelea tonta de quienes malgobiernan México.
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