Esta semana le llevamos al Concejo de Medellín un cheque gigante, como un acto simbólico para preguntarle a la ciudadanía y a los concejales: ¿Le firmarían un cheque a un mal administrador en el que la ciudad no confía? ¿Le firmarían este cheque a Quintero en un año electoral? Esta acción surgió a raíz de la solicitud que le hizo el alcalde al Concejo, para que le entregue 330.000 millones de pesos adicionales a los casi 30 billones que ha tenido en su mandato para administrar la ciudad. Medellín no confía en el alcalde, ni en su equipo, ni en su gestión. Las encuestas demuestran niveles históricos del 74% de desaprobación y desconfianza en este alcalde.

Esta Alcaldía, que se ha ufanado por tener los mayores presupuestos en la historia para atender las necesidades de la ciudad (casi 30 billones de pesos), presenta a su vez los peores niveles de gestión en décadas: la malla vial se encuentra en condiciones lamentables; hay problemas de infraestructura en el 95% de los colegios públicos; EnCicla se encuentra en un estado lamentable  y presta deficientemente sus servicios; los jardines y parques de la ciudad están descuidados; se volvió costumbre ver las calles de la ciudad inundadas de basuras; alcanzamos la peor cifra de desnutrición infantil crónica en años; menos de la mitad de los jóvenes que se gradúan en Medellín de bachillerato llegan a la educación técnica, tecnológica o universitaria; hay más de 125.000 mujeres desempleadas en la ciudad; en 2022 se reportó la cifra más alta de los últimos 17 años de hogares que tienen menos de 3 comidas al día.

Durante toda la semana el alcalde y sus secretarios usaron toda clase de presiones, chantajes y afirmaciones falsas para presionar al Concejo y que les entregaran estos recursos. Además presionaros a funcionarios y contratistas para que fueran al recinto el día de la sesión para generar presión, véndose obligados a abandonar sus puestos de trabajo e inclumplir con sus funciones y contratos, para fungir como barras bravas del alcalde en el Concejo.

Genera sospecha y desconfianza en la ciudadanía que, aun contando con billones de presupuesto público, el alcalde diga constantemente que no hay recursos suficientes, y siempre esté pidiendo más plata. Paradójicamente, medios de comunicación, veedurías y ciudadanos han denunciado cómo las fortunas de Daniel Quintero, sus familiares y sus socios políticos han incrementado de manera milagrosa durante su mandato. Luego es lógico preguntarse: ¿Qué está pasando con los recursos de Medellín? Si en la ciudad siempre hubo presupuesto para hacer mantenimientos, para financiar programas sociales y para realizar grandes obras, ¿Cómo viene Quintero a decir que no le alcanza la plata? ¿Dónde están los recursos de la ciudad?

Dos preguntas claves para recoger la nuez de la discusión y relfexionar: ¿Como viene Quintero a decir que no le alcanza la plata, cuando ha tenido los presupuestos más altos de la historia? ¿Por qué el alcalde, sus familiares y sus socios han incrementado de manera inexplicable sus patrimonios durante su mandato? Por ahí pueden empezar a aparecer las respuestas.

El deterioro físico y social de Medellín es doloroso y precoupante. Los billones de pesos que pasaron por manos de Quintero parecen haberse escurrido sin dejar rastro, y no contento con ello, trata de exprimir las finanzas de Medellín hasta que no quede una gota. Están raspando la olla del presupuesto público y aun seguimos sin saber a dónde va tanta plata. Preocupan las finanzas de Medellín.

Tenemos un alcalde que cada día se hace más rico, gobernando una ciudad a la que deja cada vez más pobre.

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