Más causalidades, para que haya más Queensarays

Más causalidades, para que haya más Queensarays

Escuchar artículo

Queensaray Villegas estuvo a menos de un punto de subirse al podio en los Juegos Olímpicos: su puntaje fue de 88 y la del bronce 88.8. Si fueran segundos, ni siquiera es una pestañeada completa.

Estaba feliz. Fueron sus primeros juegos y quedó cuarta, se llevó un diploma a casa y tiene 21 años. Esto apenas empieza. Lo dijo ella: “Es mi primera vez en los Olímpicos y aún me quedan muchos por delante, así que seguiré entrenando fuerte con mi hermana, porque en los próximos vamos a estar juntas ahí”. Son mellizas.

Lo que tenemos es una historia que se repite: la mayoría de nuestros deportistas exitosos, que van por el mundo representando al país, dejando en alto el nombre de Colombia, que nos hacen celebrar y gozar a cuenta de sus logros, llegan hasta donde llegan por un enorme esfuerzo individual, y de sus padres y entrenadores, y casi nada por el de los gobiernos (que habrá excepciones, supongo, pero no es la generalidad, y también hay ayudas, pero no es suficiente).

En Colombia se invierte muy poco en los deportistas, no entendemos lo que significa el deporte de alto rendimiento, o se invierte después, cuando ganan y entonces hay que subirse al bus de la victoria. Y eso que el deporte nos termina uniendo como casi nunca.

Queensaray practica el BMX freestyle, que es un deporte nuevo en Colombia. Las tres letras, BMX, se nos hicieron conocidas por Mariana Pajón y las tantas alegrías que nos ha dado, empezando por ese primer oro Olímpico en Londres 2012, qué tantos saltos dimos con ella frente al televisor y qué gritos tremendos cuando terminó primera.

Antes de eso, la historia del BMX de carreras es parecida a la del resto y casi siempre empieza de la misma manera. Lo resume Queensaray: “En Colombia no tenemos una pista, tristemente. Siempre que salgo a entrenar me toca fuera de Colombia para poder subir el nivel”.

Y sí que lo ha subido. Pero fuera: en California, Inglaterra, Costa Rica.

Y en compañía. Su papá, don Uberley, les hizo a sus dos hijas en el patio de la casa una rampa con una piscina de espumas y colchones que recicló para que puedan practicar. El patio es en una loma. El entrenador, Alejandro Caro, pionero del freestyle en el país, les fabrica rampas, adapta espacios, tiene una fundación y las entrena. Todo esto lo leí en el Instagram de Santiago Hernández, un periodista paisa que se dedica como pocos a los Olímpicos, y que hace la pregunta necesaria: ¿Por qué es importante un escenario? Y responde: “Lizsurely es tan buena como su hermana (Queensaray), pero lleva tres lesiones de rodilla, incluida cirugía en 2023. Y solo tiene 21 años. Necesitan escenarios, entrenar con las grandes. No donde les toque”.

En otro tuit, Santiago da un ejemplo de la vida real: el argentino José “Maligno” Torres Gil ganó el oro en varones del Freestyle. En 2021, en Córdoba, Argentina, se abrió la pista de BMX Freestyle, justo donde vive Torres. Me encantan las palabras del periodista: no es casualidad, es causalidad.

Busquen ejemplos cercanos. Cuando era adolescente, en el pueblo en el que crecí, Riosucio, Caldas, la profesora de natación montó un club, y allá llegamos un montón de niños a aprender a nadar y luego a competir en intercolegiados. La piscina que usábamos era la misma a la que íbamos a jugar los domingos: flaca y larga. Varios descubrieron que ser nadadores eran lo que querían ser, y algunos llegaron a juegos nacionales y, sobre todo uno, se ha dedicado a la natación y quizá es uno de nuestros deportistas riosuceños ilustres. Pero no ha sido fácil, y ya no lo fue: en Riosucio ya ni siquiera hay piscina. Esos otros algunos renunciaron porque el apoyo era muy poco. Muy difícil.

Pero hay quienes persisten y por eso tenemos una Queensaray y una Lorena Arenas y un Alejandro Arboleda y 89 deportistas en los Juegos Olímpicos este año y todos los demás que están en casa entrenando y soñando y luchando. La lista es muy larga, y más para el apoyo que hay, tan básico. Porque al final nos acordamos de los deportistas cuando hay una medalla, una final, un tour. Cuando nos hacen felices. Pero ellos no paran e incluso se ayudan entre ellos y arman fundaciones y se la rebuscan, y por ahí hay que empezar: por aplaudirles todo su trabajo, su esfuerzo, su dedicación.

Por eso también son importantes los Juegos Olímpicos: para recordarnos que hay que elegir mejores gobernantes y exigirles más a los elegidos. Hasta ahora casi todos se quedan en promesas de campaña, diciendo que si ganan habrá más inversión en el deporte y en la cultura, pero de eso no saben ni les interesa. Y la plata termina en las manos de siempre: en corruptos que saben cómo saltar bien. En ese deporte nacional sí hay buena inversión.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/monica-quintero/

5/5 - (4 votos)

Compartir

Te podría interesar