A veces hay ciertos acontecimientos en alguna parte que terminan mandando un mensaje al resto del mundo. Algunos son negativos y transmiten mensajes dolorosos, como cuando una guerra nos recuerda lo poco que importa la vida cuando hay plata o poder de por medio. Otros son positivos y generan esperanza, como cuando en algún país se reconoce el matrimonio LGBTI, la adopción, el aborto o cuando se derrota algún viejo tirano y llega al poder gente sensata.
Colombia tiene la capacidad de generar permanentemente todo tipo de mensajes. Dolor, desigualdad, exclusión. Pero también proceso de paz, resiliencia, arte.
El mundo, en general, se encuentra políticamente divido en extremos. No son pocos los países que terminan condenados a elegir entre dos orillas radicalizadas que suelen tener rasgos populistas. Apelan a pasiones, emociones movilizadoras que tienen la capacidad de hacer que la gente arme trincheras y no converse.
Colombia puede mandar un mensaje en las elecciones del 2022, puede convertirse en un triunfo de la sensatez, la razón y la verdad.
Hay varios candidatos que han llevado la campaña a un juego de bodegas, disfrazan de grandes ideas propuestas irrealizables y se alimentan de la división. Son pocos los temas en los que los argumentos reflejan posiciones ideológicas aterrizadas en proyectos y estrategias viables, tal vez por eso en los debates tiende a valer más la forma que el fondo, el reino de las peinadas.
En contraste, en el centro la regla general es la política de ideas y argumentos aunque le falta aún la capacidad de emocionar de manera que crezca la ola. Las peleas internas están desgastando la imagen y aburriendo a la gente.
En este punto, salvo que se crucen líneas rojas ya definidas, me parece que en el centro se deben concentrar en resolver las diferencias en las urnas, el mayor acuerdo debe ser no romper la coalición. Me explico: si un candidato hace alianzas que a usted no le gustan, dígalo, demuéstrelo y convenza a más gente de que vote por usted. No lo vete, derrótelo. Es mejor eso a privar al país de la opción de romper la condena de los extremos.
Deben enfocarse en mostrar al país el modelo que se sueñan, explicarlo de tal manera que una persona logre sentir que es así como quiere vivir. Hay que mostrar que las propuestas no son ideas inconexas sino que reflejan una visión de la sociedad que es mejor que la que los otros proponen. Hay que ponerle imágenes, propuestas y hechos puntuales a la esperanza.
Dejen que Colombia defina que tipo de mensaje le vamos a mandar al mundo.