Manifestar es orar. Orar es manifestar

Manifestar es orar. Orar es manifestar

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Llevo en total cuatro días haciendo un curso de manifestación. Cuatro días donde tengo tareas basadas en el agradecimiento, en la proyección, en la conversación interna y en el pedir y aceptar el perdón de terceros que han marcado mi existencia. Hoy, de manera algo obvia, recordé que esto ya lo había hecho antes.

Cuando estaba pequeña, me arrodillaba en el borde de mi cama, juntaba mis manos y hacía exactamente lo mismo: lo llamaba oración. Pedía perdón por el mal cometido, hacía peticiones y agradecía; me sentía mejor luego de hacerlo, tenía la certeza de que todo lo que sucedía en mi mente y mi espíritu se convertía en una realidad. Hoy puedo recordar con gracia aquellas acciones, a la vez que centro mi fe ciega, con la mezcla de la paciencia y la desesperación, en que manifestar en un cuaderno tendrá el mismo efecto.

Siento que, de una forma u otra, el wellness acapara en muchos el papel que en el pasado tomaba la religión. Hoy en día, por ejemplo, pagaría un curso para que me enseñen a construir la vida de mis sueños, pero me parecería descabellado hacer lo mismo con la oración, la biblia o un padre nuestro. ¿Por qué se me facilita más, a esta edad, conectarme con una cosa y no con otra? Más bien, puede que sí conecte con la oración, ¿pero por qué pienso que es más efectivo alcanzar mis sueños a través de algo muy parecido, pero que no es lo mismo?

Esto es un fenómeno relativamente reciente; cada vez son más las personas que me recomiendan “agradecer para atraer” o “pensar en positivo” lo cual termina siendo lo mismo que vivir bajo la fe. Esperanza de que las cosas suceden, que todo está hecho, que la bondad atraerá más bondad y que todo pasa porque debe de pasar. Esto, sin duda alguna, lo encuentro exactamente en oraciones como el padre nuestro, el ángel de la guardia o las plegarias dedicadas a los ángeles y arcángeles.

Siendo católica me atrevo a decir que esta es una adaptación de los credos, algo atrevido pero que siento que apunta a lo mismo. Nuestras creencias se transforman y, si usted cree en aquel Dios al que hago referencia, pudiera estar de acuerdo conmigo con que esta puede ser la manifestación de la religión en tiempos modernos, porque la fe se viste de capas distintas y la manifestación es solo una de ellas.

A la final, convertirme en una persona holística es lo más cercano que he tenido en un tiempo a mi versión de antes, a mi credo y mis tradiciones religiosas. Hoy, manifestar es orar, un oasis al dolor y la angustia que trae la incertidumbre de estar vivos.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/mariana-mora/

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