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Valeria Mira

Los tipos como tú siempre facturan

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A propósito de la sublime venganza de Shakira y de las críticas acerca de la “monetización” de su tusa, quiero, en mi primera columna del año, hablar de cómo, en una sociedad que no valora los trabajos del cuidado, los varones siempre, y casi sin reproche, han recibido beneficios económicos de sus relaciones afectivas:

Los seres humanos queremos vivir bien y tomamos decisiones orientadas a satisfacer ese deseo. La búsqueda del bienestar nos lleva a agruparnos para atender nuestras necesidades de cuidado y protección. La familia es tal vez la forma más extendida de organización para el bienestar y es la primera elección de muchas personas. En su forma más restringida la familia se conforma a partir de la unión de un hombre y una mujer que acuerdan compartir las cargas de la existencia aunque el patriarcado impida que la distribución sea justa. La pareja es un canal para satisfacer nuestros deseos de reconocimiento, pertenencia, afecto y cuidado. Entrar en y mantener un vínculo de pareja exige de ambas partes la inversión de recursos, notablemente, tiempo y atención. 

Para el varón promedio, agente del mercado del amor heterosexual, esta es una inversión rentable y de bajo riesgo. La distribución injusta de las labores del cuidado entre hombres y mujeres hace que, casi siempre, una mínima inversión de su tiempo tenga un retorno generoso en cuidados por parte de la mujer y el orden patriarcal nos ha enseñado que esto es “normal”.

De todas las reacciones que he leído sobre la nueva canción de Shakira las que más me molestan son las de los hombres que cuestionan que su ruptura le reporte beneficios económicos: para la muestra un cucharón

Este tipo de “análisis” me hace pensar en una contradicción desconcertante que convive en la mentalidad de muchos varones: la oposición pública a las políticas neoliberales y, en privado, los comportamientos depredadores cuando se trata del amor, o lo que es lo mismo, la incomprensión de la premisa de que lo personal es político. 

Si las mujeres pasáramos factura por todo lo que hacemos para sostener diariamente la vida el tiempo de la humanidad no alcanzaría para saldar la deuda. Así que, muchachos, no lloren, ni denuncien a Shak, asuman su carga del trabajo del cuidado, cultiven la solidaridad afectiva y revísense: tienen mucho que aprender de las lobas como nosotras.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/valeria-mira/

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