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Discutir con un petrista – aunque me gusta más decirles peTristes – es como jugar ajedrez contra una paloma: tumba todas las fichas, se caga en el tablero y se va volando creyendo que ganó y que es genial. Es el inicio de un video que grabé y que se hizo bastante viral, valiéndome de una frase, además hecha meme, bastante popular en internet.
Es lo que tiene el humor, te permite difundir mejor verdades duras, songo sorongo, entre chanzas y chistes, se dicen las cosas más serias de la vida. “No hay nada más serio que el humor” dijo el escritor Wenceslao Fernández en su discurso de ingreso a la RAE. Me atrevo a decir que ahí estuvo la raíz del éxito, hacer graciosa la difícil realidad de estar gobernados por el grupo político más patético que ha visto el siglo XXI en Colombia.
Es una afirmación fuerte, no es que la clase política colombiana sea precisamente ejemplar, pero lo que hace más penoso todo lo del petrismo es que, aunque se vendieron como el cambio, ante cada acción turbia de Petro la primera justificación es que en el pasado también se hizo. La paradoja de Lampedusa, que todo cambie para que nada cambie.
Ante cada noticia que pone en evidencia un error de Petro, sus seguidores inmediatamente reaccionan diciendo que se trata de algo falso. A renglón seguido, le mostrás que no es una cosa de un solo medio, que la misma noticia está recibiendo un cubrimiento de una decena de medios. La respuesta siguiente es igual de predecible, el petrista te dirá que se trata de prensa de ultraderecha, vendidos al capital, al paramilitarismo y a Uribe.
Respirarás profundamente, y le mostrarás que, incluso entre esos medios, hay medios internacionales y de clara tendencia a la izquierda. Y ahí, el petrista te saca la vieja confiable, que de alguna forma, así sea que lo que están reseñando es un decreto con la firma de Petro, lo que pasó es culpa de Uribe o de Duque.
O peor aún, no utilizás ningún medio para exponer tu punto sino que tu fuente es directamente el mismo Petro, con alguno de sus videos o trinos. Y ahí el petrista hará uso de todo el cinismo del mundo y te dirá que estamos entendiendo mal, que estamos tergiversando a Petro pues, aunque diga una cosa, él en realidad quiso decir todo lo contrario. Al final, el petrista será tan conchudo que rematará con que dejes de desinformar, te mandará a leer, te dirá uriburro y seguirá su vida feliz y triunfante, como la paloma que alza el vuelo luego de cagarse en el tablero de ajedrez.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/