Los medios universitarios

Los medios universitarios

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En una época donde la credibilidad de los medios de comunicación tradicionales cada vez es menor y la sociedad se ve atrapada en ciclos de odio y polarización, los medios universitarios deben emerger como esperanza. En un país como Colombia, donde los jóvenes sentimos que el futuro se desmorona en nuestras narices, este tipo de iniciativas deben permanecer para cuestionar permanentemente el cómo los medios dicen y hacen las cosas.

Si bien mantener una línea editorial coherente es importante, la diversidad de puntos de vista que se brindan en una universidad, donde convergen personas de todo tipo de carreras, es difícil de encontrar en cualquier medio de comunicación tradicional. Asimismo, los medios universitarios son libres -en mayor o menor medida- de las dinámicas de extrema competencia y digitalización, lo que hace que su ejercicio sea mucho más independiente. Esto, sin embargo, representa también un reto enorme, pues se debe poder llegar tanto al estudiante de Literatura y Comunicación, como de Ingeniería y Administración, que evidentemente no suelen compartir los mismos intereses.

Además, existe la libertad de explorar y experimentar sin las presiones comerciales y políticas que enfrentan los grandes medios, permitiendo que, a pesar de que sean un espacio de formación y aprendizaje, haya posturas que lleguen a ser más críticas que las de quien trabaja hipotecado por un interés particular. Por supuesto, como dice la frase de cajón, esta libertad conlleva grandes responsabilidades; entre ellas, velar por valores fundamentales del periodismo como la objetividad, la humanidad y el compromiso por el bien común.

No es lo mismo estar encerrado en una sala de redacción que compartiendo todos los días con gente que, como uno, pasa por el estrés académico, los triunfos y fracasos relacionales, la fiesta y el jolgorio y el idealismo juvenil de que se puede hacer algo para cambiar la sociedad. Ese idealismo es catalizador para promover el diálogo y el entendimiento, pero también la disidencia que cuestione a la comunidad universitaria y, por qué no, al resto de la sociedad. 

Medellín ha sido narrada por medios universitarios que han dejado huella, desde donde han salido grandes periodistas. En este momento, donde el futuro es tan incierto, estos tienen la responsabilidad de generar contenido que no sólo informe, sino que se nutra de los dilemas de vida universitaria de quienes allí colaboran; se deja un sello de originalidad y pensamiento crítico invaluable. En otras palabras, la etapa universitaria es perfecta para aprender acerca del rigor de la crítica y la información verídica, pero también para complementar todo el contenido con los aprendizajes que deja “la mejor época de la vida”.

En mi caso, el medio del que hago parte me ha dejado amigos y aprendizajes para toda la vida; me ha dado esperanzas, frustraciones y cuestionamientos permanentes de cómo unos jóvenes de Medellín pueden generar transformaciones con sus palabras, sus ilustraciones y su arte. Ya de eso hablaré en otra columna; entretanto, cierro diciendo que, si bien nosotros contamos con el apoyo de la institución, muchos otros medios universitarios no lo hacen, por lo que sería ideal que la Alcaldía y el Gobierno Nacional, a través de dependencias como Juventud y Cultura, tenga en el mapa cómo apoyar a estos espacios culturales, periodísticos y artísticos de jóvenes que luchan a diario por formarse para contar la verdad en un mundo en el que cada vez circulan más mentiras.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mejia/

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