Los daños más grandes son invisibles

Los daños más grandes son invisibles

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Ya sabemos que estamos en una época crítica en términos ambientales. Las evidencias científicas y las señales que vemos en el clima y los desastres naturales son pruebas imposibles de negar. Así que esto no se trata de darle evidencia a eso. Para los que no lo consideran así, la conversación es otra.

Pero el verdadero problema no está ahí, sino en la falta de conciencia y acción que tiene la mayoría, que posiblemente vienen del sesgo mental que nos queremos imponer, basado en la indiferencia y el ignorar la situación, para pretender que nada está pasando, y así, ponerlo en manos de otros, o esperar a que se solucione solo.

Otro agravante, es que para la gran mayoría de personas que más posibilidades de cambios tienen, muchos de los efectos reales del cambio climático, no son directos, y las afectaciones son, por ahora, tan mínimas, que no parece valer la pena hacer nada al respecto; que los otros lidien con lo que les toca. Así es, me refiero a los más ricos y privilegiados. No por meterlos en un mismo saco y pretender que por tener más dinero son malas personas, que a veces se hace esa comparación sinsentido. Pero sí para hacer la claridad que cuando se tienen más recursos económicos, hay más libertad de movimiento y cambio para hacer las cosas diferentes, para votar con lo que se compra y para generar cambios duraderos.

Si bien los efectos más visibles los sufren las personas con menos recursos y que viven en condiciones más difíciles, la gran mayoría de las consecuencias que son mucho más graves, son invisibles y silenciosos: el dióxido de carbono (y otros gases peores) en la atmósfera, los fertilizantes químicos en el campo y los alimentos, la huella ambiental que tiene cada producto que consumimos, los efectos en el clima. Como no los vemos directamente, es fácil pretender que no son tan graves. Solo cuando hay daños visibles es que comienzan algunos escándalos sociales y políticos, como ver el aire de la ciudad contaminado, o algún desastre. Ahí sí hablan todos.

Pero también pareciera que hacemos invisibles los efectos que no lo son. Refugiados en las comodidades no vemos con claridad lo que hay alrededor y que nos corresponde a cada ser humano vivo en este momento de la historia, hacer algo para revertirlo, antes de que sea demasiado tarde.

La única manera de cambiar, comienza por aceptar que algo está mal. Justo ahí está la clave del crecimiento y de la mejora: la conciencia. A partir de ahí, es necesario que todos nos involucremos y comencemos a crear alternativas a lo que ya estamos acostumbrados y asumir la incomodidad y la resistencia que eso va a implicar.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/

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