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En días pasados, Vicky Dávila anunció que realizará una gira por Colombia. Usó expresiones como “entender mejor los desafíos y retos” de las regiones, “estar en la calle con los colombianos” y “tener la oportunidad y el privilegio de escucharlos”. Si uno lee el trino de Dávila, parece más el de una precandidata presidencial que el de la directora de un medio de comunicación. Claro, el tema es que Semana, desde que ella asumió su dirección, parece más un pasquín de oposición para ser usado como plataforma política. Y no está mal de por sí que lo hagan, sino que se disfracen de periodistas para hacerlo.
Un buen periodista no es servil al poder de un bando, sino riguroso con la información. Le tira y le exige al político, sin importar su ideología. Y sí, tal vez suene yo muy idealista, pero un medio debería priorizar su rigor y ética periodística antes que su posición política. Supongamos -y ojalá- que el petrismo deje el poder en 2026. Bueno sería que la oposición a la que se dedica Semana, muchas veces con más bulla que argumentos, no se convirtiera en un megáfono de propaganda o aplausos para un eventual gobierno de derecha, pues poco o nada tendría de diferente a los bodegueros que los del mal llamado “Cambio” tienen vociferando en redes sociales.
Pero, nos guste o no, la directora de Semana tiene derecho a ser candidata si así lo desea. El problema es que no esté declarando esa intención a sus lectores. Si Vicky Dávila va a hacer campaña, que renuncie a su cargo y se dedique a recorrer el país como candidata, de frente, no escudada en su imagen periodística. Si la quieren financiar los privados, también tiene todo el derecho, pero es inadmisible que un evento que a todas luces es político, no un “foro de discusión”, como pretenden hacerlo pasar, cuente con recursos públicos.
Si la Alcaldía de Medellín tenía esto entendido y la Revista Semana le dio el tinte proselitista al evento, entonces deberían haber retirado su apoyo. Pero no lo hicieron, y ahora se encuentran a una línea fina de estar participando en política electoral. Lo mismo aplica para la plata de los afiliados a Comfama y los usuarios de EPM, que también están utilizando para este “foro”. De acuerdo con fuentes de El Colombiano o El Armadillo, hubo entidades que se mostraron extrañadas por cómo Dávila hizo el anuncio pero, reitero, no retiraron su apoyo al evento.
Para EAFIT, que tiene un pregrado de Comunicación con materias de periodismo, que busca formar estudiantes íntegros y con criterio, sí se debería hacer una reflexión de cómo se están utilizando los medios para hacer política de manera tan burda. Los medios siempre -o casi siempre- tienen posición política, pero que ni siquiera declaren los conflictos de intereses a su audiencia deja mucho que desear de su parte. Muchos han sido los políticos que han pasado por la Universidad, que, de por sí, puede ser muy política (no sólo EAFIT, sino la universidad como institución). El problema, para mí, no es el proselitismo, sino que la Universidad preste sus espacios para lo que parece ser una candidatura que está siendo financiada con recursos públicos, lo que no sólo es moralmente cuestionable sino que también puede ser ilegal.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mejia/