Lo que nadie me dijo sobre emprender

Lo que nadie me dijo sobre emprender

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El próximo 24 de octubre de este año tendremos una charla con varios cracks del mundo empresarial donde celebraremos los siete años de mi primer emprendimiento: Taller A. Parece increíble llevar siete años, los cuales han estado repletos de aprendizajes. Por eso, hoy quiero tomarme el tiempo para reflexionar sobre algunos aspectos que hubiese querido saber desde el día uno y que he aprendido desde la experiencia misma. Claro, muchos de estos aspectos parecen obvios, pero al momento de presentarse no son tan así.

  1. Cuando vas a emprender crees que simplemente es hacer lo que te gusta.

Cuando emprendí se me pasaba por la cabeza que me dedicaría únicamente a acompañar y ayudar emprendedores en temas legales; nada más alejado de la realidad. Cuando emprendes te enfrentas a muchos retos adicionales que son incluso más importantes que la actividad propia del emprendimiento.

En el día a día te das cuenta de que existen muchos factores adicionales que debes hacer o, por lo menos, encontrar quién lo pueda hacer por ti: contabilidad, mercadeo, costeo, ventas, cobros, relación o servicio al cliente, entre otros. Cuando emprendemos en normal utilizar la expresión “soyla”, porque a todos nos toca a hacer de todo.

Al momento de emprender, hubiese querido que me dijeran: prepárate para aprender a hacer otras cosas que nunca has hecho o empieza a contratar con personas que lo puedan hacer por ti.

  1. No tendrás jefe.

Una de las razones por las que emprendemos es porque “seremos nuestros propios jefes”: falso. Cuando emprendes solamente pasas de tener uno o dos jefes que tenías dentro de tu trabajo, a tener cientos de jefes. Cada cliente o usuario será tu nuevo jefe: todos te exigirán, lo querrán todo para ya, pedirán tu ayuda con ansiedad y requerirán tu máxima atención.

Nadie me dijo que mis jefes se multiplicarían y que tendría que cumplirles a todos y más, porque ahora existen las redes sociales: una mala experiencia de un cliente puede significar una debacle en redes; así que mucho ojo, tendrás que lidiar con muchos jefes a la vez. 

  1. Podrás manejar tu tiempo.

Por lo general, la vida laboral está satanizada, porque los empleados tienen que pedir permiso para todo: vacaciones, citas médicas, salidas de urgencia, etc.; es por eso que cuando emprendemos nos da la tranquilidad de que no tendremos que pedir permisos y que podremos manejar nuestro tiempo. Esto tiene un asterisco gigante y es que, por cada permiso que nos demos, tendremos que compensarlo de manera inmediata bien sea trabajando en las noches o los fines de semana. Un permiso que nos demos será igual a un día en que no entran recursos, así que debemos trabajar para compensarlo.

En ese sentido, hubiera agradecido que me explicaran la ley de la compensación: un permiso que te des deberá ser compensado.

  1. Serás el mejor jefe.

Cuando estabas en tu vida laboral, cuestionaste a tu jefe, no estabas de acuerdo con muchas cosas que decía o hacía o te parecía que era “muy duro(a) contigo” y pensabas, “cuando yo sea jefe, seéá más comprensivo, más paciente, etc.”; pero cuando llega la hora de la verdad y empiezas a liderar tu propio equipo, te empiezas a dar cuenta lo duro que es: muchas personas son relajadas, te pueden dejar tirado en cualquier momento, no se alinean con tus valores o el ADN de tu marca. Te das cuenta de que, en realidad, tu ex jefe tenía toda la razón.

Es así como hubiese querido que me advirtieran que liderar equipos sería difícil; que ser permisivo, tranquilo, empático en exceso podría ser nocivo para el emprendimiento. Se trata de encontrar, como diría Aristóteles, “el justo medio” para incentivar a tu equipo, pero sin que se vaya al extremo del relajo.

Como estas, seguramente habrá múltiples experiencias que, como emprendedores hubiésemos querido entender antes de arrancar. Obvio, no es por desincentivar a que emprendamos, todo lo contrario, queremos alinear expectativas.

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