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Llámalo como quieras, pero es una mentira

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Le escuché decir a Juan Villoro, el periodista mexicano, que los periódicos (pero convengamos aquí que puede ser más general, que puede ser los medios) «como una reacción maquinal a las actitudes de los gobernantes, han incurrido también en una polarización ideológica lamentable».

Lo dijo en un episodio del pódcast de 070 de hace ya un tiempo: en septiembre de 2020. Hablaba de México y López Obrador. Algo de lo que decía le apuntaba a Fox News y a Trump. Pero el eco me resonó a la Colombia de estos días, a la que gobierna Gustavo Petro Urrego.

Agregaba Villoro que los medios han perdido cierta relevancia y que se hace necesario «reinventar un poco al oficio y tratar de demostrarle a la gente que la búsqueda de la verdad y la información calificada son de primera necesidad en el debate social».

Es curioso como ciertos asuntos se van superponiendo. La semana pasada, el periódico El Colombiano titulaba una nota en su versión web así: «Petro les subió el salario a los congresistas en un 14 %: esto se ganarán mensualmente».

En el lead de la misma nota, ese que debe atrapar al lector y no soltarlo, se desmiente el títular: «¿Usted qué compraría con 43 millones de pesos mensuales? Pues bien, ese es el nuevo salario que tendrán los congresistas en Colombia después de que el presidente, Gustavo Petro, firmara un decreto que les incrementa la asignación salarial mensual en un 14,62%, debido a que existe un mandato constitucional que obliga al jefe de Estado a subirles el sueldo cada año». Las negritas son mías.

Habrá quien diga que el titular es clickbait, un anzuelo para atrapar lectores o posicionar mejor la nota en los buscadores para alimentar la vanidad digital. Habrá quien califique el título como un hecho alternativo, una verdad subjetiva, periodismo crudo… Para mí es solapamiento. Quizá quieran llamarlo fake news, yo prefiero usar el sustantivo mentira.

Claro, no fue solo El Colombiano. Otros medios también replicaron la información en sus titulares. Ya antes había pasado algo similar con el sueldo de Francia Márquez. El medio digital El Armadillo hizo un juicioso análisis sobre aquello.

No estoy haciendo una defensa de Petro: su gobierno ha tenido demasiada improvisación para alguien que buscó con tanto ahínco la presidencia. Anheló tanto el triunfo que tal vez nunca se animó a pensar que haría si de verdad lo alcanzaba.

No, lo mío es una queja, un lamento por el oficio del periodismo. Uno más, uno de tantos. Los escuché y recibí cuando yo mismo ejercía como reportero. Y, cuando tuve mis reparos, estando allí adentro, no los dije con la fuerza suficiente. Desde la distancia, claro, las cosas son más evidentes.

Estoy convencido de que lo cierto y lo preciso son dos fundamentos irrenunciables. Allá cada medio desde dónde pretenda mirar el mundo y qué decide defender o atacar. El Colombiano celebraba, por allá en 1936, la victoria del generalísimo Francisco Franco. Pero su compromiso debería ser con lo cierto, con lo comprobable, con lo preciso.

Faltar a eso es más que faltarle a los lectores. Si los medios son el borrador de la historia, se hace mal en construirla desde el engaño. Si lo que buscan es indignar por indignar, ya está claro que no salió bien para el país cuando unos brillantes estrategas de la mentira lograron que la gente saliera a votar berraca.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/mario-duque/

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