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Santiago Silva

Liderario, una semblanza colectiva

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Por estos días termina la primera cohorte de una iniciativa liderada por ProAntioquia, Comfama, la Fundación Fraternidad y la Universidad EAFIT. Hay muchos desenlaces inesperados y seguramente posteriores de estos encuentros, pero un objetivo central era el de propiciar una juntada de personas que, desde lugares diversos y agendas aparentemente alejadas, trabajan por Medellín, Antioquia y Colombia. Esta columna es una semblanza colectiva de quienes participaron de Liderario y con los que pude compartir horas y horas de reflexiones, conversas y -por ahora- proyectos en el aire. Es mi manera de agradecerles, pero, sobre todo, de responder a esa pregunta sobre el liderazgo en la región. Estamos conscientes -y ese era tema recurrente en las sesiones del programa- de la gran cantidad de personas que están haciendo cosas potentes por nuestra sociedad. También por eso esta semblanza, testimonio de lo potente que hace esta muestra del liderazgo antioqueño.

Julián Parra, “Jota”, es puro entusiasmo e interés por otros, su trabajo en liderazgo con la Academia de Líderes Ubuntu se intuye en su disposición constante a escuchar, a comprender y tender puentes.

Santiago Londoño, dedicado a encontrar maneras de reconstruir los lazos de confianza entre los actores sociales de la ciudad a través de la “Tejeduría”, una tesis de maestría que se convirtió en proyecto social y nos recordó a muchos que la academia tiene responsabilidad y posibilidad de salir a la calle. Tejedor de las confianzas necesarias para imaginar otro futuro.

Juana Botero, responsable de Staff Dirección en Comfama, es una de las personas más inteligentes que conozco, inteligencia que es cercanía y comprensión, el margen de maniobra dificilísimo en casi todas las personas de conectar con las angustias de una comunidad e imaginar los mecanismos institucionales que habría que activar para resolver sus problemas. Una habilidad que comparte con María Luisa Zapata, responsable de Gerencia Social y Relaciones Internacionales de Comfama, una gestora de conexiones, relaciones y oportunidades que podrían frustrarse en cabezas menos abiertas a lo que el encuentro entre diversidades puede propiciar.

Juan David Valderrama con su ojo entrenado para entender los problemas de la ciudad y años de trabajo público que aterrizan cada conversación en la posibilidad de mejorales la vida a las personas.

Manuel Villa también ha trabajado en asuntos públicos y se decidió por centrar sus preocupaciones en la naturaleza del liderazgo y la resolución de problemas públicos que afectan al país.

Catalina Escobar, cofundadora y directora de Makaia, su trabajo es demostración de la importancia de la conexión entre agendas sociales urgentes, tecnología y la labor en ocasiones injustamente silenciosa de las organizaciones sociales en Colombia.

Nicolás Ordóñez, director ejecutivo de Antioquia Presente, una combinación que no debería ser tan extraña de técnica, experiencia y disposición solidaria. Nico cumple un rol absolutamente necesario por estos tiempos en los que se concretan de manera trágica las décadas de descuido medioambiental. La posibilidad de regenerar nuestra relación con la naturaleza la comparte con el trabajo de Luisa Grajales, su preocupación por encontrar maneras prácticas y cotidianas de cambiar lo que muchos pesimistas señalan como una trayectoria inevitable. Solidaridad y optimismo razonables para la angustia.

Maira Duque, responsable de Aprendizaje y Cultura Digital en Comfama, preocupada por las implicaciones para las dinámicas digitales en estos días caóticos y una sensibilidad profunda por las complejidades de las promesas del desarrollo y la democracia, una habilidad que seguramente se fortaleció luego de años de activismo ciudadano en Medellín desde espacios como El derecho a no obedecer, No Matarás o Lunes de Ciudad.

Juli Mejía, responsable de Innovación Educativa en Comfama, imaginación y preocupaciones prácticas que están definiendo la manera cómo se podrá responder en el futuro a las exigencias fundamentales en la forma en que nos educamos.

Daniel Duque y Alfredo Ramos, dos concejales de Medellín que siguen contribuyendo, a pesar del viento, la marea, el gobierno local y, en ocasiones, sus mismos compañeros corporados, a regresarle importancia y dignidad al Concejo de Medellín.

Melissa Toro, fundadora y directora de Putamente Poderosas, una organización dedicada a defender y reivindicar los derechos de las trabajadoras sexuales y quizá la persona cuyo trabajo más admiramos quienes hicimos parte de Liderario. Melissa y Putamente Poderosas es la conjunción perfecta de agendas urgentes, injustamente poco visibles y en donde la acción social se sustenta claramente en la preocupación por la dignidad de otras personas.

Andrea Vásquez, directora de Compás Urbano, una enamorada de la ciudad, de la región, del departamento. Hay una demostración de confianza y admiración profunda por estos lares cuando se trabaja en que otros conozcan los detalles de sus calles y veredas, sus gentes y maneras.

Perla Toro, responsable de Comunicaciones de Comfama y autoridad en entender estrategias, fenómenos y extrañezas de esta era digital y los pasillos angustiantes de las redes sociales. Proveedora de certidumbres en tiempos de incertidumbre.

Camilo Botero, CEO de Veronorte, y Carlos “Caloncho” Correa, director de Mystic Foods, inversionistas y empresarios que dan muchas tranquilidades sobre la nueva generación de empresarios antioqueños y hacen honra de esa larga tradición regional de reconocer los retos sociales enormes que enfrentamos y al tiempo, tener el buen olfato para identificar oportunidades que el desarrollo empresarial y la innovación pueden presentar para resolverlos.

Pablo Montoya, jefe de sostenibilidad del Grupo Éxito, acompaña su trabajo de una visión absolutamente razonable y una lectura constante y cuidadosa de la realidad nacional. Sus reflexiones sobre fenómenos recientes, como las movilizaciones sociales del 2021, dan cuenta de lo beneficioso que es para todos que en nuestras agendas empresariales haya personas tan sensatas.

Wilmar Martínez, coordinador social de la Veeduría Todos x Medellín, su experiencia en gestión social y cultural -Wilmar es de las personas que más saben de Graffiti en Medellín- probablemente sea responsable de una habilidad para hacer preguntas extraordinarias. Su buen trabajo en la Veeduría no sorprende, combina la sensibilidad de trabajar por años por el bienestar de las personas de la ciudad con los músculos ejercitados del control político.

Juan Manuel Alzate, responsable de Estrategia y Proyectos de Comfama y un estructurador de desórdenes. Su capacidad de tomar ideas sueltas, preocupaciones dispersas y propuestas gaseosas y darles orden y posibilidades de gestión es impresionante.

María Alejandra González y Andrés Preciado, dos profesores e investigadores de la Universidad EAFIT que señalan, desde las agendas de desarrollo sostenible y el trabajo en las políticas e instituciones de seguridad ciudadana, la importancia de la academia que establece lazos con la vida de las personas y el bienestar de la sociedad.

Lina Botero, directora de la Promotora Cultural de Medellín -¡Y mi exjefe en la Secretaría de Cultura Ciudadana!-, una de las personas que más se ha preocupado por entender las dinámicas del sector cultural de Medellín y Antioquia, que dedica trabajo y vida a encontrar formas de mejorar la vida, reconocimiento e impacto social de artistas, instituciones y gestores culturales. Una guardiana de lo que nos hace lo que somos.

Federico Hoyos y María Fernanda Posada fueron gestores de este escenario por parte de ProAntioquia, pero en la práctica también compañeros de conversaciones y reflexiones. Federico tiene una manera estoica de presentar una preocupación constante por nuestro país y una pregunta insistente sobre qué liderazgo necesita para enfrentar sus problemas. Mafe fue el pilar fundamental -y la redundancia es ganada- de Liderario y probablemente la representación más clara que conozco en términos organizacionales de todo lo que se ha hablado recientemente sobre la importancia del cuidado.

A ellos dos y a ProAntioquia, Comfama, la Fundación Fraternidad y la Universidad EAFIT, que permitieron que todas estas personas nos encontráramos, un agradecimiento infinito.

Es evidente, aunque no sea explícito, que Liderario nace con una angustia por las perspectivas de liderazgo futuro en Medellín y Antioquia, una seguidilla de crisis que han puesto a muchas personas a pensar en qué nos espera en el futuro y quiénes estarán atentos a eso que depare Fortuna.

El decano de la Escuela de artes y humanidades de EAFIT, Adolfo Eslava, viene insistiendo en una definición de confianza como el acto deliberado de poner parte de nuestro bienestar en manos de otra persona, personas o instituciones. Confiamos todo el tiempo, pero desconfiamos también. Las relaciones de confianza son experiencias cotidianas y al tiempo, extraordinarias.

Mirando a este grupo de personas que integraron la primera cohorte de Liderario, esa idea de confianza regresa continuamente a mi cabeza. En tiempos angustiantes y frente a las dificultades que la ciudad, el país y el mundo nos presenta, la posibilidad de confiar en un grupo de personas se antoja casi como un lujo.

Les agradezco que, en medio de muchas incertidumbres, puedan ser fuente de confianza. Que, recorriendo nombres, trayectorias y experiencias, pueda decir con tranquilidad, que, en sus manos, puedo poner mis esperanzas y bienestar. Que me permiten -milagro y lugar común al tiempo- confiar.

La angustia por el liderazgo no debería ser tal. Hay en quién confiar.

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