Encuestas y tendencias en redes sociales indican que a la primera vuelta presidencial llegarán con fuerza solo dos candidatos: Petro y Fico. El primero antagonista de las libertades económicas y el segundo némesis de las libertades individuales. Y ante la ausencia de un grupo político que proponga ser liberal en ambos campos, porque los dirigentes del centro moirista parece que no comparten las formas de Petro pero sí su visión económica, los electores nos vemos forzados a escoger un lado de esta balanza.
Nada va a detener a Petro; como alcalde demostró que poco le importan los controles, basta recordar que aprobó el POT pasando por encima del Concejo. Por otro lado, los congresistas de maquinaria tienen que venderse a su gobierno para poder pagar las deudas de las campañas y no se pueden dar el lujo de hacer oposición; además, ya varios de los congresistas de “opinión” están a su favor.
Mientras que las libertades individuales están bien protegidas por la Constitución y la Corte Constitucional, podemos decir que Fico no tiene ni la intención de modificarlas o ignorar las sentencias. Incluso el gobierno Duque aceptó, muy a su pesar, la despenalización casi total del aborto.
No hay ninguna duda de la crisis económica que desataría Petro si cumple sus promesas: intervención al Banco de la República, impresión descontrolada de moneda, expropiación de los fondos privados de pensiones, cese de la actividad petrolera, impuestos por las nubes a las empresas, contratación estatal a cada desempleado, aranceles elevados a las importaciones… Están todos los ingredientes de la receta del colapso.
Como la famosa frase de La Vendedora de Rosas “¿para qué zapatos si no hay casa?”, así mismo podríamos pensar en esta balanza de libertades. ¿Para qué adopción por parte de parejas del mismo sexo si no va a haber con qué darle de comer a un hijo? Por supuesto, no es lo ideal, Colombia clama a gritos un verdadero partido liberal que nos garantice ambas cosas. Pero estas elecciones no tienen nada de ideales, vamos a votar por la supervivencia.