“Nadie escarmienta en cabeza ajena” es un viejo, pero acertado dicho. Un dicho que seguro a todos nos ha cabido en alguna situación y que cobra vigencia con la situación política colombiana. No sirvieron las advertencias, millenials, centennials y muchos centristas sucumbieron al canto de sirenas de Petro a pesar de lo requete comprobado que está el fracaso de sus ideas en otros países.

Nos tocó vivir en carne propia que delitos como los secuestros, el robo y la extorsión se dispararan en tan solo siete meses, que las masacres fuesen en aumento y que las noticias de orden público parecieran un #Tbt de los 90, para entender que el Estado y la Fuerza Pública no son caprichos fascistas, que la seguridad no era un logro vacío del uribismo para que los más ricos fuesen a sus fincas, como decían, sino una condición sine qua non para una sociedad próspera y feliz.

Tuvimos que sentir las consecuencias en el bolsillo de un Estado que reniega del capitalismo, que interviene constantemente en la economía y que promueve la idea que el lucro y la empresa privada son un pecado. Cuando, si algo hace falta en Colombia, es tener libertad económica (ocupamos el puesto 60 entre 177 países en el Índice De Libertad Económica 2022 de la Fundación Heritage). Casualmente, dirán los zurdos, los primeros países de este índice son los más prósperos.

Sin embargo, quisiera ver el vaso medio lleno, bastó medio año para que el sueño de un paraíso socialista que pintaba Petro se resquebrajara al contacto con la realidad y la gente despertara. No es mi percepción, aunque varíen en porcentajes, todas las firmas encuestadoras coinciden en que mes a mes la aprobación del gobierno cae, y mucho. Estamos aprendiendo en cuerpo propio.

También estamos aprendiendo de sus trucos, qué bello el simbolismo de 17 Alcaldes y Gobernadores que, con nada más poner en sus redes el escudo de Colombia y la frase “Libertad y Orden”, desencadenaron un pedido masivo al gobierno nacional para que deje de insistir en la tal Paz Total, que solo ha servido para fortalecer a los grupos criminales, y le de la orden de actuar a la Fuerza Pública.

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