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Al momento de entregar esta columna no ha sido nombrada la persona que reemplazará a Manuel Córdoba frente a la Secretaría de Cultura de Medellín. Por ende, y asumiendo el riesgo de quedar como periódico de ayer demasiado pronto, quiero proponerle al alcalde algunas consideraciones para decidir sobre el próximo nombre que anunciará para su gabinete.
Soy de la generación que creció en medio de las construcciones de Parques Bibliotecas, de renovaciones de las Instituciones Educativas de la ciudad, con el Telemedellín del Aquí te ves, con una Secretaría de Cultura Ciudadana que contaba con más presupuesto que el propio Ministerio de Cultura, que se hizo adolescente entre las Fiestas del Libro y las Paradas Juveniles de la Lectura.
Los gobiernos de Medellín de las primeras partes del siglo XXI tuvieron funcionarios que concibieron la institucionalidad frente a la cultura como una plataforma para acercar la oferta, descentralizar eventos, generar escenarios dignos, potenciar colectivos y rodear al patrimonio. Estos funcionarios estuvieron casi siempre acompañados de secretarios que creían en el valor de los procesos artísticos populares, de la fuerza de la Red de Bibliotecas, la Red de Escuelas de Música, los eventos anuales de movilización cultural y la transformación de la cultura ciudadana y comportamental.
Los aciertos de estos funcionarios -porque es sobre todo de ellos- y de los secretarios, supo resistir los embates del proceso privatizador que ha sufrido la Feria de las Flores, supo generar un ambiente de resiliencia y de solidaridad para aguantar la estafa -en el sentido amplio de la palabra- que el renunciado y sus cómplices le infligieron a Medellín y al ecosistema cultural de la ciudad.
Por eso le propongo, alcalde, más que nombres, propósitos frente a la Secretaría de Cultura. Porque tiene usted la posibilidad de convocar a una persona que entienda el valor del servicio público, del poder transformador y unificador de la cultura, de su capacidad de maravillar, enamorar y engrandecer a la ciudadanía. De, en resumen, cambiar vidas.
Tiene usted la gran posibilidad y enorme tarea de proyectar una Secretaría que le devuelva el orgullo a su gente, que dinamice junto al sector cultural el estatus que tiene hoy Medellín frente a las industrias creativas, de apalancarse en los ejercicios de economía naranja que supieron hacerse nido en la ciudad, de volver la mirada a un patrimonio de siglos que le señaló el rumbo al país.
Alcalde, usted hoy puede darle a Medellín una Secretaría de Cultura Ciudadana que vuelva a abrir senderos de transformación profunda y definitiva para miles de personas que, como yo, encontrar una razón de ser en la capacidad creadora y regenerativa del servicio público. Nombres hay de sobra, de gran calidad y de gran estatura académica, moral y cívica. Escuche consejos, rodéese bien, y demuestre que la cultura le importa. Medellín sabrá agradecerle.
Pdta: Ojalá Juan Luís Mejía, ojalá Jorge Melguizo, ojalá María del Rosario Escobar.
¡Ánimo!
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