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Me preguntó si, de pronto, yo estaba muy prevenida con los hombres. Tal vez, su desconcierto se originó en la cantidad de mis quejas cotidianas. Todos los días, algo qué contar sobre uno u otro que ejerce actos machistas. Comprendo su duda, y sí, estoy muy prevenida porque tengo que estarlo. Habitar este país siendo mujer es asumir que la vida está en riesgo permanentemente.
El señor del taxi, el señor plomero; el candidato, el senador, el ministro; el exnovio… hombres que creen que, solo por ser hombres, saben más, tienen la razón y tienen que imponerse, así sea a la fuerza. No es asunto de estrato, ni de oficio. Basta con abrir cualquier medio de comunicación, a la hora que sea, para encontrar relatos violentísimos contra las mujeres.
Según el centro de estudios Casa de las Estrategias[MR1] , entre marzo y abril de este año nueve mujeres fueron víctimas de feminicidio en el Valle de Aburrá. Y estos son los casos registrados, pero puede que falten más hechos. No es paranoia. Es que la vida de las mujeres parece depender de la voluntad de algún macho enfurecido.
Lo que para nosotras es cuestión de dignidad, de vida o muerte, para el candidatico es asunto de juegos sin fondo. No, “don señor”, nosotras no andamos por la vida jugueteando al amaño del machismo. Y tampoco vamos a avalar las risitas complacientes de otros que se creen “moderados” cuando ante sus ojos se ejercen evidentes injusticias contra las mujeres.
Para acabar de ajustar el circo, otra candidata se hace la graciosa inventándose ridículas puestas en escena que terminan no solo por afectar su propósito, sino, mucho más grave, se convierte en herramienta para deslegitimar luchas serias y urgentes.
Entonces, sí, ando muy prevenida. No solo con los hombres, como un abstracto, sino con el crudo machismo que recorre la sangre de todos, hombres y mujeres, que ejercen violencias físicas y simbólicas.
Cada día, con mayor ímpetu, seguiremos defendiendo nuestra dignidad y nuestra vida. Para nosotras, lo público y lo privado son escenarios que nos pertenecen y que vamos a defender con ética y con estética. No somos un juego.
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