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Las campañas también deben ser alegres y bellas

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En medio de campañas electorales pobres en ética y en estética (algunas lo único que tienen es plata) hay en el escenario local candidatas y candidatos, sobre todo al concejo, que nos están mostrando otras maneras de hacer política. Se mezcla en ellos el ímpetu de la juventud y la confianza de la experiencia. 

En medio de la desesperanza se hace urgente reconocer la capacidad de quienes deciden que su camino vital sea el del servicio a la ciudadanía y lo eligen con respeto por los votantes. Tienen agudeza para denunciar los ya innumerables problemas de la ciudad; pero, no se quedan en el grito. Tienen criterio para proponer y cuidar. Y lo hacen con alegría; con la mirada optimista y con conocimiento.

Ser buen candidato no es garantía de ser buen gobernante; pero hacer una mala campaña deja, por lo menos, dudas razonables sobre la capacidad del candidato para gobernar. La política tiene un componente de emoción que no siempre se comprende bien. Es decir, el político de vieja escuela, tradicional, y a veces, marrullero, sabe que debe entusiasmar al electorado, seducirlo. Pero saberlo no es suficiente.

Transmitir el mensaje de su campaña implica no solo sagacidad o usar el dedo índice para acompañar la subida del volumen en sus peroratas. El ejercicio político exige consistencia en el discurso, coherencia con las acciones y, además, belleza en las formas. En La agonía del Eros, dice Byun-Chul Han: “la política sigue siendo antagónica al amor”. Y esto se hace muy evidente entre la mayoría de candidatos que transmiten más afán por el poder que por el servicio común.

Hoy, en Medellín, hay, por lo menos, ventanas de esperanza. Propuestas que comprendieron que la estética no es la combinación de colores bonitos. Es, sobre todo, guía. Nos da pautas para confiar; nos conmueve. Nos están mostrando que “la acción política como un deseo común de otra forma de vida, de otro mundo más justo, está en correlación con el Eros en un nivel profundo” (Byun-Chul Han).

El amor al servicio público se les acaba a muchos cuando son elegidos. Y esas ganas de varios por volver, por recuperar la silla perdida, también manda mensajes muy contundentes sobre sus propósitos. Pero hay con quien empezar a renovar la vida política de la ciudad. No brillan en cantidad; pero, con seguridad, el elector que busque con juicio ético y estético, encontrará en medio de tanta gente, alguna candidata, algún candidato, que encarne en forma y fondo el sentido de la Política que hoy necesita la ciudad.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/maria-antonia-rincon/

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