La tierra de uno

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Para escuchar leyendo: Serenata para la tierra de uno, Mercedes Sosa.

Pocas cosas tan profundas como el recuerdo de la tierra que te vio nacer, pocas cosas tan universales como la nostalgia. María Elena Walsh lo supo resumir en un verso de antología, “porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy”.

Esta semana, queridos amigos, eligiendo el tema para esta columna, mi esposa me sugirió uno que se centra en la agenda pública del mundo con los acontecimientos políticos recientes: migrar de la tierra de uno. A lo largo del tiempo, irse de la patria ha sido un habitual para los colombianos, es un punto común que tenemos casi todos, porque casi que cada familia tiene o ha tenido un tío en la USA o en cualquier parte del mundo. El recibir gentes en masa nunca ha sido parte de nuestra historia, y por eso ahora que lo vivimos nos levanta ciertas molestias, y nos hace prepotentes para señalar a los ajenos, cuando miles de los nuestros están en tierra de otros construyendo futuro.

Walsh, en su Serenata para la tierra de uno, le confiesa a su tierra natal que fue ella la que le dio reparo al desarraigo que sufría su corazón. Algo que, en otras palabras, y haciendo uso de un atrevimiento pasmoso, puede decirse también como la confesión de que la tierra es ancla, punto de partida y de llegada, es, a la vez, punto fundamental de lo que uno es, de lo que uno sueña ser.

Yo quiero honrar hoy a mis compatriotas, a aquellos que se fueron de Colombia para hacer destino, para buscar un futuro mejor, para construir los sueños de una mejor vida. Los honro porque uno nunca se va del todo, porque la raíz hala más fuerte de lo que uno a veces piensa. Porque la tierra de uno tiene la mirada en llanto de una mamá que espera, porque el volver tiene el mismo aroma de la cocina de la abuela, porque nunca un abrazo es más profundo que bajo el sol de la patria, porque donde y como se esté, uno es ajeno, excepto al lado de la tierra de infancia.

En uno apartes de La Oculta, Abad Faciolince ejemplifica que, así como la mialgia es el dolor de los músculos, así pues, la nostalgia es el dolor del regreso. Y regresar duele, cuando se hace y cuando no, cuando es mera idea o es inminencia; duele y motiva, duele y se añora.

Hagan patria, paisanos, hagan patria y hagan vida donde estén, y trabajemos juntos para que la palabra colombiano se haga sinónimo de persona buena.

Ánimo.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/santiago-henao-castro/

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