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La reforma pensional, que busca volver público la mayor parte del ahorro de los colombianos sin garantizar la pensión futura de los jóvenes, entró en su recta final. Como era de esperarse, a casi nadie le importa. Hablar de ahorro es aburrido, pues es algo que “pensamos hacer más adelante”. Ni qué decir sobre las pensiones: un mundo extraño que tiene que ver más con el futuro que con el presente. Las personas tenemos una suerte de conflicto optimista con el mañana: creemos que siempre será mejor, pero poco hacemos para garantizar que así sea.

La ‘Kerkoporta’ fue la puerta que dejaron abierta los bizantinos por error, en 1453, y que representó la caída de Constantinopla por parte de los otomanos. Nuestra ‘Kerkoporta’ puede ser haber dejado abierta la posibilidad para que un gobierno que descree de lo privado sea el que defina qué va a suceder con el ahorro de todos.

Desde hace años es necesaria una reforma al sistema pensional, entre otras razones, por el alto costo que conlleva subsidiar las mega pensiones de personas que no ahorraron lo que ahora reciben como tasa de reemplazo. Ese problema hay que resolverlo, sin duda. La cuestión con esta reforma es que los más jóvenes, es decir, quienes están por debajo de las 750 semanas cotizadas, en el caso de las mujeres, o de las 900 semanas, en los hombres, tendrán que cargar a cuestas el subsidio de esas pensiones, sin que nadie vaya a hacer lo propio por ellos en el futuro porque, para entonces, no habrá tantos jóvenes como hoy en el país, algo conocido como el agotamiento del bono demográfico. Si a eso se le suma que el costo total de implementar la reforma sería de 121,13% del PIB entre el 2025 y el 2100 (si no se implementa el costo sería menor: 87,67% del PIB), la propuesta no va por buen camino.

La pensional es una reforma mal hecha. Prueba de ello es que nació con fecha de defunción. La ministra de trabajo, Gloria Inés Ramírez, admitió que el país va a necesitar otra dentro de 15 años y Colpensiones se quedaría sin plata en menos de 50, afirman expertos. Es un proyecto que no soluciona los problemas de fondo y ese debería ser, precisamente, su espíritu. Thomas Sowell afirmó que “cuando quieres ayudar a la gente, les dices la verdad; cuando quieres ayudarte a ti mismo, les dices lo que quieren oír”. Así que, por impopular que suene, una de las muchas medidas correctas para una reforma de esta naturaleza es aumentar la edad de retiro. Sé que muchos no quisieran trabajar un par de años más, pero pregúntense si es peor tener que hacer eso o quedarse sin ahorros para vivir cuando sean mayores.

Si se aprueba esta reforma, cerca de 20 millones de colombianos que cotizan hoy en los fondos privados estarán obligados a enviar hasta 2,3 salarios mínimos a Colpensiones, sin posibilidad de que esa plata que enviarán al régimen público les genere alguna rentabilidad. No sé qué es peor: la imposibilidad de elegir libremente, o perder las ganancias que esos 2,3 salarios pueden generarle a las personas en 15, 20, 30 años o más.

Creo que una mejor reforma es posible. Así como lo han señalado EAFIT, Fedesarrollo, Icesi, ANIF o la Universidad de los Andes, hay ajustes que pueden hacerse para tener un sistema pensional más sostenible, equitativo e incluyente. Un sistema de pilares es interesante, el problema está en el umbral. Es preferible que este fuera de 1 salario mínimo. También, que la administración esté en manos del Banco de la República; el punto aquí es que el Emisor no se mete en ese embrollo y deja, en manos del presidente de turno, la elección de las personas que integran el Comité Directivo que tomará las decisiones sobre los ahorros de todos. Finalmente, sería preferible que la entrada en operación de la reforma no fuera en julio del 2025, año que está a la vuelta de la esquina y previo a uno electoral, donde seguramente utilizarán las pensiones como caballo de batalla.

Como está hoy, y si llega a pasar, el Congreso le aprobará al Gobierno la nacionalización del 90% del ahorro pensional de los colombianos en época preelectoral. Por eso, así como la ‘Kerkoporta’ decidió el futuro del mundo, la reforma pensional decidirá el futuro de millones de colombianos.

Creo que vale la pena cerrarla y buscar otra.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/andres-jimenez/

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