La popularidad es para gastársela

La popularidad es para gastársela

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El 29 de octubre fueron presentados los resultados de la Encuesta de Percepción Ciudadana 2024, realizada por Medellín Cómo Vamos. Los indicadores, como siempre, mostraron cosas positivas y negativas frente al rumbo de la ciudad, además de dar luces sobre las prioridades que tienen sus habitantes.

La salud es el tema que más preocupa a los ciudadanos, seguido de la pobreza-vulnerabilidad y el empleo, asuntos de bienestar y recursos que se corresponden con el contexto social y macroeconómico del país y con las discusiones nacionales más coyunturales. Por otro lado, la seguridad, bandera de casi todas las administraciones de Medellín, sobre todo de la actual, no aparece en el podio. Sin embargo, hay que resaltar que el 47% de los medellinenses se sienten inseguros, lo que representa un reto grande para la alcaldía de Federico Gutiérrez a corto y mediano plazo.

Hay un dato central en la encuesta: el 74% de las personas tienen una imagen favorable del alcalde, un incremento considerable desde que Quintero dejó el cargo (este último marcaba una favorabilidad de 40% en 2023), lo que puede considerarse un capital político fuerte en tiempos en los que el pesimismo, la incertidumbre y la desconfianza en las instituciones y los políticos son la regla.

Ahora bien, ese 74% debe contrastarse con otro porcentaje: con el 60% de los encuestados que cree que el alcalde está haciendo una buena gestión. Es decir, la gente tiene una imagen favorable de Gutiérrez, pero él todavía debe convencer a gran parte de la ciudadanía (40% restante) de que tiene capacidades para ejecutar planes y proyectos claves.

Gutiérrez es querido por la ciudadanía en general. Su carisma es real y su construcción y cuidado de marca personal son destacables. Es de los pocos políticos en Colombia que produce algo parecido a lo que produce un cantante famoso: éxtasis en el escenario, principalmente en Medellín. Donde llega se roba el show y es el centro de las muestras de afecto de la mayoría de los ciudadanos que le piden abrazos y selfies.

No está mal lo anterior. De hecho, repito, es muy importante, pues la confianza en los políticos y en las instituciones que lideran es parte fundamental del cambio social. Una sociedad que confía es una sociedad que avanza.

Pero, ¿tiene la popularidad desventajas? Sí, claro, las tiene, y radican principalmente en el hecho de querer ser popular a toda costa, incluso por encima del bienestar de la ciudad que se gobierna. No creo que Federico Gutiérrez sea uno de estos personajes que buscan sólo el aplauso, pero, como buen político, es claro que eso le importa, y mucho.

Sin embargo, creo que también es consciente de que gobierna una ciudad en crisis, y que su capital político le permitirá darse peleas duras en temas claves para Medellín, como que la ciudadanía recupere la confianza en Buen Comienzo, en la educación pública o en la percepción del rumbo económico, tres indicadores que no salieron muy bien en la Encuesta.

La popularidad es para gastársela. De nada sirve un alcalde popular en una ciudad donde la mayoría de personas (59%) sienten que las cosas no van bien, como mostró Invamer, otra encuestadora seria, en octubre de 2024.

Federico está en medio del camino entre dos vías: o coge el “toro por los cachos” y pasa a la historia como quien ayudó a Medellín a salir de la crisis, o se va por la vía de una alcaldía cosmética que lo mantenga popular pero que no deja una visión clara ni una ejecución concreta en beneficio de la ciudad.

Faltan tres años y la decisión no da espera. 

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/daniel-yepes-naranjo/

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