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En la propia cancha de la izquierda, el gobierno Petro ha sido derrotado, pues aunque los zurdos han sido históricamente expertos en sacar a sus simpatizantes a movilizaciones en la calle, la oposición de derecha ha demostrado tener una capacidad de convocatoria inmensamente superior. Para dimensionar la magnitud de la derrota del gobierno, es algo así como si Estados Unidos perdiese la final en un mundial de fútbol americano.

Aunque hay quien afirme que las marchas no sirven para nada, son responsables en buena medida de la motivación y la movilización de una derecha que hace un año estaba de recoger y que hoy llega envalentonada a las elecciones de octubre. Además, el Congreso rápidamente entendió el mensaje popular: por falta de quorum se hundió la reforma laboral y seguro las demás seguirán el mismo camino.

Eso sí, que el éxito no nos embriague, porque tenemos un reto mayúsculo en la derecha: convertir el voto en las elecciones de octubre en una decisión mediada por lo nacional, pese a ser un escenario local. No ha sido usual en Colombia que las regionales sean un reflejo de la opinión política nacional, incluso desde el diseño institucional, que se llevan a cabo en fechas diferentes con el propósito de no mezclar temas.

No cantemos victoria, las bestias heridas son las más peligrosas. Por muerto no se puede dar al gobierno, y debemos enfocar nuestros esfuerzos en el 29 de octubre. Que los alcaldes de las principales ciudades sean ajenos al gobierno nacional es crucial para acabar de minar su gobernabilidad; ese es el siguiente paso. Medellín debe liderar al país con el ejemplo, y unirse entorno a Fico para derrotar a Daniel Quintero.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/jose-valencia/

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