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Juan Pablo Trujillo

La ministra de salud y la falsa disyuntiva

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Es común que los políticos, con o sin formación ideológica, utilicen dicotomías para describir y justificar sus decisiones. Algunas de ellas obedecen a viejos debates como los de Estado vs mercado, democracia representativa vs democracia participativa o centralismo vs federalismo.

En 1991 Samuel Huntington publicó el libro “La tercera ola de democratización”. Ese trabajo contribuyó a una conversación frente la necesidad de establecer un nuevo pacto de gobernanza que tramitara de mejor manera las demandas ciudadanas. Dicho de otro modo, con la “tercera ola de democratización” los límites de la democracia representativa se hicieron más visibles, de ahí la necesidad de crear instituciones que fueran mucho más participativas, que incluyeran de mejor manera al mandato ciudadano. 

Entre otras cosas, esa discusión frente lo imperativo de un modelo de gobernanza más participativo derivó (o degeneró) en otra falsa dualidad: lo técnico, entendido como los procesos de formulación de políticas públicas basadas en evidencia científica, y lo comunitario, asumiéndolo como las demandas, conocimientos y necesidades de las poblaciones sujeto y objeto de las políticas. No existe tal tensión entre estas dos dimensiones. Ya el profesor Adolfo Eslava lo dijo muy bien en su libro “Políticos técnicos y comunidades”:  más que una relación de tensión se debe establecer una de complementariedad. Una construcción correcta de política debería ser abordada, al menos, desde el conocimiento comunitario, el técnico y el político.          

Pese a esto, muchos y muchas han insistido en ahondar la brecha imaginaria entre lo comunitario — o lo popular— y lo técnico. Como si fueran dos mundos irreconciliables, como si lo popular no fuera también técnico. Como si lo técnico — bien hecho— no fuera también comunitario. Plantean un mundo entre dos bandos, uno malo: el técnico, y uno bueno: el popular. La complejidad social reducida al juicio maniqueo.

Un nuevo capítulo de esta particular presentación de la realidad tuvo lugar la semana pasada cuando la ministra de Salud, Carolina Corcho, declaró que ella no estaba preocupada por el documento técnico que justificaba una decisión pública, en ese caso, los cambios al programa de salud preventiva y predictiva.  Que a ella “le preocupaba era la realidad. Que documentos en este país había muchos”.

Corcho, además de presentar la ilusoria disyuntiva entre lo técnico y lo comunitario, le resta importancia a la necesidad de que los procesos de formulación de políticas tengan escenarios de diagnóstico, análisis, diseño y evaluación. La acción pública— que de por sí es dificilísima— necesita de todos los mecanismos posibles para minimizar los riesgos del fracaso y el daño. Incluso, aquellos diseños que se acercan a lo deseable en términos de etapas y dimensiones de formulación pueden no funcionar, o lo que es peor, generar mucho daño. Al sugerir que los “documentos”— que no son más que los criterios asociados a la puesta en marcha de una política— no son importantes, se ahonda en este falso dilema entre lo técnico y lo comunitario, se reduce la complejidad social para presentarla de manera engañosa.       

Acá pueden ver la presentación completa de la ministra de Salud: https://www.youtube.com/watch?v=h8Z4p-bHSNs&ab_channel=MinSaludCol

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/

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