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La mínima atención que como país le estamos dando a la deforestación y destrucción de los ecosistemas nos está costando más de lo que imaginamos y va a representar el inicio de un colapso ecológico muy fuerte.
Grandes extensiones de tierra en Colombia ya han sufrido unas transformaciones tremendas, que vienen acompañadas de una percepción incompleta de la realidad, pues nos estamos acostumbrando a ver ese tipo de situaciones como parte normal de la vida. Ya las nuevas generaciones ven, como la regla general, montañas despobladas de árboles, aguas contaminadas, erosión, inundaciones exageradas, animales en peligro de desaparecer.
Lastimosamente, la mayoría de estas acciones no dependen directamente de casi nadie, sino solo de unos pocos intereses políticos y económicos que aprovechan su posición con descaro para hacer lo que más les convenga, a pesar de las presiones sociales, internacionales y legales. Cuando se tiene el suficiente poder y dinero, nada vale; así muy fácil, ¿no? Vivir acogido por esa sombra debe ser una experiencia profundamente dolorosa, pues la sensación de inseguridad y miedo deben ser tan fuertes que serían las únicas que podrían justificar lo que logran.
Es triste ver cómo cada minuto perdemos tanta riqueza natural, cultural y social por darle prioridad a un supuesto desarrollo económico, que en realidad solo beneficia a los mismos que lo promueven, que son muy pocos, y que no va a durar.
Por eso, si bien este tipo de acciones no está en el control de la mayoría de nosotros, sí podemos comenzar por transformar nuestra propia realidad, entender la posición que cada uno tiene en el mundo y comenzar a aportar de alguna manera, que eventualmente se desencadene en movimientos sociales y democráticos que ejerzan presión y ayuden a evitar el colapso que todos vamos a sentir.
Aquí la enseñanza es no dejarnos arrastrar por esos modelos facilistas, mezquinos e indiferentes, que están dispuestos a lo que sea para conseguir lo que quieren, sin medir las consecuencias, las implicaciones y los impactos que tienen sobre otros. Cada uno puede tomar la decisión de qué tipo de vida vivir y a qué darle prioridad para construir el mundo en el que queremos vivir.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/