No es la primera vez que en Colombia se utilizan recursos públicos para sobornar a congresistas, pero eso no lo hace menos grave y, de hecho, la incoherencia es mayor, pues los responsables pregonaron ser “el cambio”. Esos mismos también decían que llegaban a gobernar en nombre de las regiones olvidadas, pero este chanchullo está pagado con la plata del agua para La Guajira, absolutamente impresentable.

El gobierno no es el único deslucido, también sus seguidores. Chapalean intentando decir que la confesión de Sneyder Pinilla, quien fue subdirector de la UNGRD, no tiene validez puesto que fue una entrevista a Vicky Dávila; o diciendo que los congresistas mencionados no son del Pacto Histórico, como si no tuviera todo el sentido del mundo que el gobierno tenga que sobornar a los miembros de los demás partidos, porque los del suyo ya votan como ellos quieren.

Además, ya lo dijo hace siglos Sor Juana Inés de la Cruz: no solo es el que peca por la paga, sino también el que paga por la peca. Es tan culpable el congresista que reciba una coima, como el gobierno que la ofrece.

Lo cierto es que fue inexplicable cómo Iván Name, el presidente del senado, se retiró del debate de la reforma pensional y dejó encargada de todo, precisamente, a la vicepresidenta: María José Pizarro, del Pacto Histórico ¡Qué casualidad! Encima se trata de una reforma que convierte el ahorro privado de la gente, en plata pública administrada por políticos, aprobada con sobornos provenientes del mismo erario ¿Qué podría salir mal?

Probablemente la justicia actúe, pero tarde años. Nos corresponde a los ciudadanos ser muy activos a la hora de reclamar, para que haya, por lo menos, una responsabilidad política que pagar. También es importante mirar el congreso, y que no solo nos preocupemos por pensar quién debería ser el próximo presidente, sino por impulsar liderazgos diferentes en ambas cámaras. Recuperar a Colombia también pasa por la rama legislativa.

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