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La degradación del servicio público

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Cuando era una niña, recuerdo que, con admiración, siempre miraba a los funcionarios de la alcaldía municipal de El Carmen de Atrato, lugar donde crecí, atender a la comunidad; eran personas íntegras, que habían llegado a esos cargos como resultado de su sacrificio, de sus estudios y de su profesionalismo. Yo creo que crecer viendo cómo el Estado estaba conformado por gente con los méritos para estar allí fue lo que me cautivó de lo público, y lo que me llevó a trabajar día a día por formarme para servirle a la comunidad.

Desde eso, han transcurrido ya un poco más de quince años y, ahora, con decepción y deconcierto, observo cómo al Estado lo conforman personas que su mérito más grande es ser la primera línea de defensa de un presidente que ha demostrado que gobernar le quedó grande, y en el que ha reinado el discurso y el simbolismo, pero que de liderar un Estado no tiene idea.

Basta ver cómo Laura Sarabia, después de protagonizar uno de los escándalos más aberrantes de este gobierno, donde hasta presuntamente torturaron a una empleada del servicio, pasó de ser la jefe de gabinete del presidente a ser la Directora del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, y ahora es la Directora del Departamento Administrativo de Presidencia; es como si los méritos para ocupar cada vez mejores cargos fueran estar vinculada con bochornosos sucesos donde hay maletas en efectivo y maltratos a una mujer en condición de vulnerabilidad.

La lista es larga, y podemos contar lo mismo de Armando Benedetti: fue nombrado como embajador en Caracas, y luego de unos audios revelados por la Revista Semana donde se habla de 15mil millones de pesos que entraron a la campaña de Petro Presidente de manera sospechosa, salió de este cargo para luego ser nombrado como Embajador de Colombia ante la FAO; insisto, es como si entre más grave sea el escándalo, mejor es el cargo en el que los nombran.

Irene Vélez, quien tomó posesión como Ministra de Minas y Energía durante los primeros meses del gobierno del “cambio”, luego de su teoría del decrecimiento, de los anuncios de suspensión de la explotación de petróleo, del maltrato a periodistas y otros cuantos descaches, renució a éste en julio del año pasado en medio de una moción de censura citada por el Senado de la República y de un evento escándaloso suscitado entre Vélez y la entonces viceministra de energía, Belizza Ruíz, para después ser nombrada como Cónsul General de Londres, Reino Unido e Irlanda, sin siquiera cumplir con los requisitos de experiencia en carrera diplomática para ocupar ese cargo. Lo que resulta indignante es que, nuevamente, estamos frente a una funcionaria que lejos de aportarle estabilidad al gobierno y destacarse por una gestión impecable, con sus decisiones y declaraciones, no hizo más que generar pánico en el sector; sin embargo, para el presidente, esos son motivos muy meritorios para premiar a la señora Vélez Torres con un consulado para el que ni la formación diplomática tiene.

La misma situación se puede evidenciar con Nany Pardo, quien fuera la Jefe de Prensa de la campaña de Petro Presidente, y que posteriormente fue nombrada como gerente de asuntos internacionales en Procolombia, que saldría de este cargo en medio de cuestionables gestiones por la financiación de viajes internacionales a la primera dama y la contratación de un costoso grupo de personas que la acompañaban a viajar por el mundo, en agendas protocolarias; recientemente se conoció que ocuparía el cargo de Cónsul de Colombia en Chile, decisión que ha sido muy cuestionada por la opinión pública, pues Nany Pardo era la más crítica de los nombramientos diplomáticos en Colombia, mostrando siempre su inconformismo con el hecho de que se ubicara en esos cargos a personas sin experiencia en diplomacia. Ella, sin formación académica ni experiencia relacionada, y en medio de un sinfín de irregularidades, es la Cónsul de Colombia en Chile. En definitiva, la meritocracia no es un pilar en este gobierno.

No es muy diferente el panorama para Luis Carlos Reyes, conocido como “Mr. Taxes”, quien hasta hace unos días era el Director de la DIAN, y quien salió de esta cartera en el marco de unos resultados desastrosos en cuanto al recaudo y el déficit que esto ocasionaría en la financiación del presupuesto nacional, lo que terminó en una batalla campal entre “Mr Taxes” y Ricardo Bonilla, Ministro de Hacienda, y que concluyó con la salida de Reyes de la DIAN. Pero al ser éste un activista digital en favor del gobierno, y hacer parte de esa élite de “petristas purasangre”, fue nombrado como Ministro de Comercio, Industria y Turismo, un premio a la ineficacia y al activismo inutil que en nada aporta al progreso del país.

En fin, podría aquí quedarme describiendo la manera como el presidente Petro ha denigrado el servicio público, nombrando activistas que han generado zozobra y temor en sus repectivos sectores, que han estado inmersos en escándalos que manchan la intención de cambio de este gobierno y que no han dado resultados positivos para el país.

Con esto sólo se genera más desconfianza de la ciudadanía para con el sector público, pues sin meritocracia y sin tecnocracia lo que se logra es incrementar el clientelismo y la corrupción, y se desvirtúa el altruismo del servicio público.

Otros escritos de esta autora: https://noapto.co/ximena-echavarria/

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