Me monto en La Comesañeta, no solo porque se pegó tremenda reencauchada aquella canción de Alfredo Gutiérrez que dice “jugando fútbol del bueno, de Comesaña a Moreno” sino porque de verdad el famoso “peloeburra” está haciendo un trabajo destacado.
A pesar de que lo usual es ver al DIM perder y jugar mal, he sido una generación afortunada a la que le ha tocado Medellines muy destacados, el que quedó campeón después de 45 años, el que fue a la Libertadores el año siguiente, el de Leonel del 2009 en el que brilló Jackson… Pero eso sí, ni siquiera a los mejores equipos les había visto tantas jugadas preparadas con pelota quieta como el de La Comesañeta, por fin parece que entrenaran.
Hay orden táctico, es un equipo que juega hacia adelante, que hace goles, que hace entretenidos los partidos y que propone, que explota las debilidades del rival y que hace alarde de buen estado físico. Cosas que a mí me maravillan y que pensé que jamás iba a ver en mi equipo, que me tocaría conformarme viéndolas en ligas europeas.
Por eso me sorprende el disgusto con Comesaña, al que muchos hinchas pretenden imponerle la nómina a pesar de sus buenos resultados. Después de años de pasar eliminados y sin ningún protagonismo en la liga, él tiene al equipo metido indiscutiblemente entre los 8 y dando la pelea en Copa Suramericana.
Como dicen los argentinos, lo banco a muerte, y confío en que en vez de seguirle buscando hacer el mal ambiente y la caída, la inmensa mayoría de los hinchas se montarán al mismo bus, porque por fin El Poderoso tiene pinta de que este año sí.