Mientras el ELN desplazó a 40.000 personas del Catatumbo, es decir y para que dimensionen, la capacidad máxima del estadio Atanasio Girardot; el presidente se desentendió del problema y se fue de gira por Haití y República Dominicana. Eso sí, le alcanzó para poner en X un meme burlándose de la situación. Los que en campaña hablaban de empatía, paz y amor resultaron ser los gobernantes más indolentes, vaya sorpresa…

Es parte de la misma paradoja de habernos llamado guerreristas y sanguinarios a quienes nos oponíamos a la propuesta de Petro de “Paz Total”, y resultó que dejar de combatir durante dos años a los grupos criminales trajo mucha más violencia, muerte y destrucción que la “guerra” que pedíamos los opositores de este gobierno. Retrocedimos dos décadas en seguridad y volver al punto inicial nos costará “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.

Por supuesto que, cuando el siguiente gobierno llegue a intentar retomar el control de las zonas que hoy dominan los criminales, la oposición petrista estará en primera fila presta a pedir que pare la “guerra”, cada muerto les volverá a importar y no dudarán un segundo en achacarle la responsabilidad a los nuevos mandatarios. Siempre intentando ser el palo en la rueda a combatir criminales, rayando en la complicidad.

¿Qué podemos sacar de positivo de semejante tragedia? Que la generación que fue engañada por Gustavo Petro, a la que le dijeron que la seguridad era dizque para que los 4000 más ricos viajaran a sus fincas, se estrelló con la realidad. Vio que las guerrillas no eran grupos populares de caridad, y que generalmente los más afectados con la inseguridad son los colombianos más pobres de las regiones más apartadas.

Nos convertimos en aliados internacionales de dictaduras y parias; tenemos la economía estancada; los impuestos y el tamaño del Estado aumentan a un ritmo pavoroso y descompensado respecto al sector privado; tenemos la inseguridad de los noventas y el gobierno nada en un mar de corrupción. Petro fue la peor elección de Colombia en el siglo XXI y tenemos que despertar de esa pesadilla.

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