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La semana pasada en una conversación en la 18va Fiesta del Libro y la Cultura, el profesor y escritor Mauricio García Villegas, celebrado recientemente por su País de las emociones tristes, dijo que una de las fortalezas que tiene el trabajo que se viene realizando en cultura ciudadana en Medellín es que se visibiliza la virtud, se pone el ojo en las historias de la mayoría de ciudadanos y ciudadanas que contribuyen a que vivamos bien juntos.
La estrategia Medellín es como Vos —que es la actual apuesta de la administración distrital para construir confianza y cultura ciudadana— parte de la premisa de que la ciudad está llena de historias que vale la pena contar. Ese presupuesto responde también a una decisión teórica: el comportamiento de la ciudadanía depende de las expectativas de comportamiento que se tengan del grupo de referencia. Si las personas asumen que viven entre individuos que no cumplen las normas, que no resuelven pacíficamente los conflictos y no son personas de fiar, seguramente eso terminará por determinar su comportamiento individual. Y viceversa, si las personas tienen el imaginario de que sus semejantes son personas confiables y respetuosas de las normas, seguramente eso afectará el modo como se comporten. A donde fueres has lo que vieres es una frase coloquial que resume este presupuesto teórico y empírico.
La visiblización de historias de amabilidad, solidaridad y respeto por el otro hacen parte del repertorio de Medellín es como Vos. Este año, por ejemplo, se presentó en la Fiesta del Libro el cuentico azul, el hermano menor del cuentico amarillo, que cuenta historias prosociales. La historia del cuentico azul es “Miguel y las monedas”, una anécdota ampliada de un niño al que — luego de una carrera en busca de su madre— se le cae una alcancía llena de monedas que llevaba en sus manos. Las personas que presenciaron la escena corrieron a ayudar a Miguel a recoger su tesoro. Al final no faltó ni una moneda. Dice el maravilloso Lucas Vargas, autor del cuento: “el tesoro es Medellín, esa ciudad que es amable y solidaria, que ayuda a quien lo necesita”.
Esa ciudad — que a veces se esconde entre la maraña informativa amplificadora de tragedias— es la que quiere mostrar la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín. Y no es que no se reconozcan los problemas que se tienen, y las miserias que sufren miles de ciudadanos y ciudadanas. Solo hay un convencimiento, corroborado por datos e historias, que las personas de Medellín, constantemente, están contribuyendo a la cultura ciudadana y a la convivencia. Que, en Medellín, las virtudes cívicas son como el banano en tierra caliente, y eso nos acerca a ese horizonte de poder vivir bien juntos.
Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/