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Hace más de 12 años estuve realizando mis prácticas como abogado en Bancolombia. En ese momento me cuestionaba internamente sobre el rol del abogado, su propósito y cómo cambiar paradigmas de la profesión. A su vez y de manera simbólica, me rehusaba a utilizar trajes o “cachacos” para poder trabajar. Realmente, en ese momento necesitaba encontrar una luz, un referente o alguien que me mostrara un camino amable de la profesión.
En mis primeros días y, luego de haber comprado varios trajes o cachacos para trabajar en el Banco, fue nombrado Carlos Raúl Yepes como nuevo presidente de Bancolombia. Cuando inició su discurso fue motivador y enriquecedor, pude ver en él esa luz e inspiración que necesitaba. Carlos promovía la humanización de la banca, uno de los sectores más fríos, más distantes y menos humanos. Él quería realmente promover la humanización de todo el sector financiero.
En ese momento, lo veía saludando, preguntando a cada una de las personas del Banco cómo nos llamábamos o si íbamos para el estadio. El mismo personaje que vio en Ronald, una persona humilde que trabajaba parqueando carros, una posibilidad infinita y lo ayudó a que estudiara y pudiese trabajar.
No obstante, yo sólo veía la punta del iceberg, no sabía todas las luchas que él había librado y los esfuerzos realizados, hasta que leí su libro, ‘Por otro camino’. A partir de allí, salí del Banco de otra manera, con otro pensamiento, esperando la oportunidad de encontrarlo algún día y agradecerle.
Fue así como a la salida de un Congreso en Cartagena, lo vi allí solo y tranquilo, por lo que decidí acercarme humildemente a contarle quién era yo y, sorpresivamente me dijo: “dame tu contacto y te escribo”. Son de esas frases que uno sabe que difícilmente se materializará, pero a los dos días el presidente de Bancolombia me escribió tal cual lo había prometido. A partir de allí hicimos una gran amistad e incluso, años después compartimos unas experiencias similares en el camino de Santiago de Compostela.
El día viernes 31 de marzo empezó a circular un video de Carlos Raúl en la Asamblea de Sura donde habló sobre su pasado, sobre lo complejo que fue el proceso en contra de los Gilinsky y las consecuencias físicas y familiares que dicha “batalla” significaron para él. Narró que compró una acción de casi 38.000 para poder participar y hablar, y habló. Su mensaje de paz, de terminar el conflicto, de promover la empresa como eje de empleo y oportunidades fue conmovedor. Resaltando el poder de la empresa, el poder del empresariado (en este caso antioqueño) y todo lo que ha permitido y facilitado para la ciudad.
Ese discurso, sin duda aplica para todo. Llevamos meses, incluso años, sometidos a una polarización radical, empezando por el Alcalde actual que ha crucificado el empresariado, ha acabado con el ecosistema del emprendimiento y nos ha envuelto en años de polarización y conflicto permanente. Ni que decir de las elecciones presidenciales, eso sí que nos dividió aún más. Estamos cansados de la polarización, de los egos, de las luchas entre estos y otros. Los emprendedores y empresarios queremos impactar, queremos trabajar, generar empleo y ayudar al crecimiento económico.
Gracias Carlos por haber comprado esa acción, gracias por hablar desde el corazón y de los principios. Gracias por seguir siendo ese líder inspirador, por decir lo que muchos pensamos. Gracias por promover la paz y la reconciliación, por resaltar el poder de la empresa y del impacto real. Por último resaltar una de las frases que más recomienda: “aunque hubiera recorrido todos los caminos, cruzando montañas y valles de oriente hasta occidente, si no he descubierto la libertad de ser yo mismo, no he llegado a ningún sitio”. Gracias por mostrarnos el camino.
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