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Fico, no tenés ni idea

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En una columna publicada en este espacio hace dos semanas, se llamaba la atención sobre la difícil situación que atraviesa el sector cultural de Medellín luego de varios años de dificultades económicas y abandono por parte de las diferentes administraciones. Es preocupante que un ecosistema cultural tan amplio como el del distrito de Medellín se encuentre en una situación que ha llevado incluso a la desaparición de colectivos y la precarización laboral de artistas.

Solo hasta esta semana, y por unas desafortunadas declaraciones del entonces secretario de cultura, la ciudadanía, los medios e incluso la misma administración voltearon a mirar a ese sector. “Manuelito, hacete ahí, resolveme ese chicharrón, yo sé que a veces no tenés ni idea de temas culturales… “” esas palabras cargadas de displicencia fueron las que supuestamente le dijo Fico Gutiérrez a Manuel Córdoba, exsecretario de cultura, al designarlo en esa cartera. Se esperaría que quien va a orientar las políticas públicas y la destinación de recursos de una cartera tan importante, por lo menos tenga un mínimo conocimiento de sus realidades.

Las declaraciones de Córdoba son preocupantes en muchos sentidos y nos dejan entrever varias cosas. Según lo que narra el exsecretario, para el alcalde el tema de la cultura es un “chicharrón”, un problema latente e incómodo que pareciera querer mantener apartado y lejos de otras cosas, en su criterio, más importantes. El tono despectivo con el que presuntamente se refirió Fico deja ver que, en el fondo, como ya lo demostró en su pasada administración, la cultura no juega un papel trascendental en el modelo de ciudad y es más bien un asunto que prefiere mantener al margen desde que no le cause problemas.

Mirar para otro lado o poner paños de agua tibia, mientras el ecosistema cultural de la ciudad afronta una de sus peores crisis, es un acto de mezquindad tremenda con los colectivos, sectores y artistas. Es darle la espalda a procesos, territorios y comunidades enteras que veían en esta administración algún tipo de esperanza. Hoy el sector cultural y el público están desconectados, no hay viabilidad financiera para muchos proyectos, varios programas se encuentran en riesgo de desaparecer, los colaboradores y profesionales están bajo condiciones laborales degradantes, la contratación está fragmentada y el presupuesto participativo embolatado o insuficiente, y cada vez hay menos espacios para la formación y promoción en el arte y la cultura. Pero de eso al parecer Fico no tiene ni idea.

Los ciudadanos, con su respaldo masivo en las urnas le dieron a Federico una importante misión: devolverle a lo público la dignidad usurpada. De ninguna forma le dieron una licencia para hacer con ese poder lo que quisiera y para convertirlo en lo que a todas luces parece ser un trampolín para futuras aspiraciones. Y es que ya va un mes y la ciudad no arranca, en parte por eso: por un gabinete con perfiles, en su mayoría, con poca experiencia y criterio para las carteras; un gabinete más político que técnico y donde hay más personas por lealtad que por competencia. Pero también porque están pegados del espejo retrovisor.

El mandato de los 700.000 votos no son para hacer una alcaldía que tape huecos, limpie jardines y persiga consumidores de sustancias. El mandato es el de una alcaldía que reponga un tejido roto, que abra nuevos canales de diálogo, le apueste a la recuperación y fortalecimiento de programas y la presencia y oferta institucional en el territorio. Gobernar no es solo comunicar y posar de mesías; es también demostrar un interés profundo de servicio y anteponer el bienestar e interés general a las aspiraciones personales.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/samuel-machado/

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