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El apellido Quintero significa, según la heráldica: “arrendador de quintas, rentaban huertas y al propietario le daban la quinta parte de lo que produjeran”. En Medellín, desde el 2020, corre el rumor de que, presuntamente, Daniel Quintero arrendaba las Secretarías de la Alcaldía, que Juan Pablo Ramírez recogía un porcentaje de la renta de los funcionarios públicos de libre nombramiento y remoción y de los contratistas, y que, haciendo honor a su apellido, el exalcalde recibía alrededor de una quinta parte (20%) del valor de los contratos.

Daniel Quintero es un personaje oscuro para la política de Medellín y Antioquia, y ahora, gracias al presidente Gustavo Petro, extiende su velo de oscuridad a toda Colombia. Afortunadamente no se concretó su llegada al Ministerio del Interior ¿Ustedes se imaginan a Quintero, en representación de Petro, negociando, perdón manejando las relaciones del gobierno con los partidos políticos en el congreso?

Medellín es la tierra de mis amores y me duele profundamente en el alma y en el cuerpo cuando la recorro y veo tanto daño que le hizo Quintero. Hay cosas que en seis meses Federico Gutiérrez ha podido arreglar, pero aun así se evidencian otras que están en proceso de recuperación. Calles con huecos, andenes en mal estado, tapas de alcantarillas robadas, paraderos con el mobiliario en mal estado, colegios a los que se les cayó el techo, parques recreativos donde por falta de mantenimiento murieron niños, entre muchas cosas físicas más. Sin embargo, lo que más me indigna es la calidad de vida: niños en los semáforos, aumento del número de habitantes de calle, adultos mayores mendigando, jardines de Buen Comienzo donde niños fueron abusados, entre otras cosas más.

“Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar la gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa de la especie humana. La frase ‘todo tiempo pasado fue mejor’ no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que -felizmente- la gente las echa en el olvido”, dice “Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne” al comienzo del libro El túnel, escrito por Ernesto Sabato.

Muchas personas en Medellín, por la selectividad de la memoria o por su corta edad, no recuerdan o no saben cómo era la ciudad a comienzo del siglo XXI. Si bien no era la ciudad de finales de los 80’ y principio de los 90’ (“la ciudad más violenta del mundo”), empezando los 2000 era una ciudad que todavía no se recuperaba de la sombra del Cartel de Medellín y por el contrario tenía incrustadas aún las consecuencias de esa lucha sin cuartel: milicias guerrilleras, grupos paramilitares, bandas de sicarios, además de la fractura que había dejado el narcotráfico, al dividir la buena relación que siempre hubo entre la clase política y la élite empresarial durante gran parte del siglo XX en Medellín y Antioquia.

La gota que rebosó la copa de los ciudadanos fue la alcaldía de Luis Pérez, sobre la cual recayeron innumerables escándalos de corrupción: en EPM compraron una vajilla de 100 millones de pesos (de esa época), la construcción de unas ciclorrutas mal hechas, de las cuales no queda rastro, entre muchos casos más, atravesados por el rumor de que el alcalde cobraba una comisión del 15% del valor de los contratos, por lo cual fue apodado “Luis XV”. Para ser sinceros, nunca pensé que alguien pudiera ser peor que Luis XV hasta que llegó Daniel XX.

El miércoles 3 de julio la Procuraduría inhabilitó a Quintero para ejercer cargos públicos y le impusó una multa cercana a los 100 millones (equivalente al 20% de un contrato de 500 millones), por su participación en política en las elecciones de 2022. Como dijo Santiago Londoño Uribe en X: “A Quintero lo condenaron por un hecho, visto en contexto, menor (aunque claramente ilegal) comparado con todo lo demás que hizo con el presupuesto y las instituciones de Medellín”. Espero que los otros organismos de control y especialmente la Fiscalía General de la Nación sean más drásticos en sus castigos al exalcalde, que fue tan severo con las finanzas de la ciudad, que asumió que esta era su quinta. Daniel Quintero es un exalcalde de quinta.

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