Estamos fritas

Se quemó Estamos Listas en su aspiración al Senado y no podrá ser un partido político, no estuvo ni cerca de alcanzar el umbral del 3 %, que es el mínimo de votos necesario para poder tener una curul y una personería jurídica. Con 108.000 votos se situó en un lejano 0.66 % del total.

Pero lo más interesante se revela al hacer zoom sobre sus resultados en Medellín, el lugar donde nació el movimiento y donde actualmente cuentan con un escaño en el Concejo. Sacaron 21.000 votos, con los que no solo no hubieran pasado el umbral de haber sido una elección local, pues representan el 2.68 % de la votación de la ciudad, sino representan 7.000 votos menos que en las elecciones de hace dos años.

Es decir que aún con el mismo logo, tras dos años de trabajo político, con un cargo de representación y su equipo de asesores pagos, con decenas de artículos de prensa a favor y con prácticamente la misma oferta ideológica y partidista en el tarjetón (incluso con “la  ventaja” de enfrentar competidores del mismo sector ideológico pero abiertamente machistas como Álex Flórez en el Pacto Histórico) perdieron el 25 % de su votación.

Jugar en el bando de Quintero seguro les ha traído ciertas recompensas, pero trabajar de la mano del alcalde más impopular de la historia de Medellín tiene sus consecuencias en la opinión.

Así digan lo contrario, el voto de Estamos Listas ha sido clave para que Quintero pueda mantener la gobernabilidad. Ese movimiento aprobó el Plan de Desarrollo a pesar de que públicamente dijeron que no incluía a las mujeres, y el presupuesto a pesar de tener un déficit que solo se puede cubrir con la venta de UNE, a lo que supuestamente se oponen. Votaron por la contralora que propuso el Alcalde, votaron en contra de hacerle un debate a la secretaria Villamizar por el nombramiento de cuotas al interior de EPM, votaron a favor de darle facultades extraordinarias a Quintero para que creara burocracia nueva a su discreción y sin ningún tipo de sustento técnico.

Su pérdida se debe a la decisión de una ciudadanía que sabe que lo están haciendo muy mal, pero que permanece en silencio para evitar ser apedreada por las hordas feministas y prefiere pronunciarse en el anonimato de las urnas. Ojalá esta quemazón les sirva para replantearse su posición frente a Quintero.

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