Hace unos días se anunció la cifra de inflación de agosto: 0.00%, un dato que no veíamos en mucho tiempo y que representa un gran avance frente a los datos previos de los últimos años presentados por el DANE.

Esta cifra de 0% para agosto compara el crecimiento de los precios entre junio y agosto de 2024, lo cual significa que el poder adquisitivo de los colombianos se ha mantenido sin cambios durante el último mes.

Pero, ¿cuánto poder adquisitivo hemos perdido con el paso de los años? Aunque este dato de cero y los cercanos a cero en los últimos meses han sido positivos, la verdad es que los precios en general no han bajado, solo se han mantenido estables. Simplemente, no han seguido aumentando, lo cual, considerando la senda de crecimiento de precios de los últimos años, es lo mínimo que podíamos esperar para considerar que la política pública ha funcionado.

La realidad es que, en los últimos 20 años, Colombia se caracterizó por tener inflaciones relativamente controladas, situación que cambió significativamente después de 2015 y se agudizó tras la pandemia, con un crecimiento promedio de 5.91%. Sin embargo, hubo picos realmente altos en 2022 y 2023, con cifras que cerraron en 13.12% y 9.28%, respectivamente, demostrando que en los últimos cuatro años los precios generales de la canasta familiar aumentaron un 34%, y de 2003 a 2023 se duplicaron.

Aunque un 0% indica que la inflación se ha mantenido relativamente estable este año, con un acumulado de 4.33%, al comparar los datos de agosto con los de agosto del año pasado, seguimos enfrentando inflaciones mucho más altas que la conocida inflación objetivo (cifra ideal de aumento de precios que promueve el crecimiento económico).

En realidad, respecto al año anterior, los precios de agosto aumentaron un 6.12%, demostrando la verdadera realidad del aumento acumulativo de precios. La inflación de 2023, aunque bastante positiva, se sumó a los datos de 2022 y ahora, en 2024, tenemos un acumulado ponderado de todos estos años anteriores.

Aunque el 0% es una cifra alentadora para los mercados, en el fondo es un espejismo que pretende hacernos creer que los precios están bajando, cuando en realidad solo se mantienen estables, sin disminuir los exorbitantes aumentos evidenciados en periodos anteriores.

La pregunta aquí es: ¿volveremos a ver precios como los de la pandemia? ¿O al menos seguiremos con los precios que teníamos el año pasado? La verdad es que la historia indica que no. Cada cifra desmedida de inflación es una pérdida de poder adquisitivo que no puede corregirse a menos que la cantidad de dinero en la población aumente, ya sea vía salarios, emisión monetaria o incrementos en la productividad.

Desafortunadamente para Colombia, la productividad, que es la única que podría indicarnos que podemos aumentar el poder adquisitivo mediante formas más eficientes de producir y consumir, ha sido muy baja, en algunos casos negativa, indicando que en comparación con años anteriores somos menos productivos. Sin embargo, los salarios han aumentado simplemente por la necesidad de ajustarlos a la inflación.

A pesar de los esfuerzos, a menos que las inflaciones de los próximos periodos sean negativas, los precios no bajarán ni retrocederán significativamente, aún más cuando el salario mínimo y los demás salarios de la economía se ajustan por los aumentos. Por esta razón, los incrementos en la productividad y las inflaciones cercanas a 0 son importantes para controlar el desenfrenado crecimiento de la pérdida de poder adquisitivo, que, como hemos visto en la historia, puede destruir una economía en muy poco tiempo.

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